viernes, noviembre 22, 2024
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Aplanadora a la vista

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Adrián Ruíz
Cazador cazado. La política de altura consciente algunos errores. Pasa por alto cierto grado de ineptitud. Lo que no tolera son los agravios de ningún gobierno estatal. Los mensajes de la federación a Gerónimo Barbosa y su “indisciplina” fueron muchos. Nunca los entendió -la necedad lo cegó-.
La ecuanimidad que mostró como Senador del PRD, la dejó colgada en el cubículo de la Cámara Alta. Le alcanzó para corromperse, traicionar, enriquecerse y hasta brillar a un grado aceptable. Luego se puso el traje de soberbia que tanto crítico para creer que era omnipotente. Lejos de la realidad de un mortal más -enfermo fisicamente-.
La gubernatura lo transformó en la caricatura que es en la actualidad. El poder lo envileció de tal manera que osó enfrentar y ofender directamente al presidente Andrés Manuel López Obrador. En ese momento selló el rumbo de su fallida administración.
Ahora no hy marcha atrás. Es tarde para arrepentimientos. La cuenta regresiva ha comenzado para las sanguijuelas de Casa Aguayo. Existe toda una estructura económica al servicio de la aplanadora que viene del centro del país.
De nada le servirá a Gerónimo seguir señalando a Ignacio Mier como un personaje investigado por lavado de dinero. De nada le servirá a Barbosa encargar y pagar detractores. El cazador puede ser cazado.
Sólo un desahuciado podría albergar en su alterada cabeza que con menos poder -gobernador- puede actuar con tanta irresponsabilidad contra quién manda no en un estado, sino en todo el país -presidente de México-. La estrategia de la ruleta rusa dio el resultado esperado a López Obrador. La “mortal bala” está en la recámara. Sólo resta apretar el gatillo y Gerónimo lo hará en automático.
Así es, toda una estructura fiscal y jurídica investiga a Gerónimo Barbosa, sus descendientes, cónyuge y familiares cercanos. Lo mismo rastrean a los prestanombres y socios como en la compra del Hotel México de Tehuacán por la friolera cantidad de 150 millones de pesos -relato que no debe perderse con pelos y señales como acostumbra La Entrega-.
Mientras llega el ajuste de cuentas definitivo. Las bravuconadas de Gerónimo Barbosa daran un giro similar al que ocurrió cuando pertenecía al PRD. Entonces insultó a AMLO y a los días siguientes ya era incondicional de MORENA.
Así actuará en adelante el HIPOCRITA GOBERNADOR. Podrá ser suicida pero no loco. De tonto no tiene un pelo. Una cosa es hacerse como el tío Lolo y otra estarlo.
¡En puerta más estate quieto!
Reporte del Informante
Primero lo primero. El gris presidente municipal Eduardo Rivera Pérez, no alcanza la mínima aprobación de la ciudadanía en su segunda gestión al frente de la capital poblana, ni por equivocación. Por más que intenta ganar adeptos no lo consigue. Y es que sin labor benéfica de servicios es imposible.
La tibieza con la que se maneja, añadida a la pose de “catrín” que proyecta en nada le ayudan. Si como dicen el próximo fin de semana se destapará como otro más de los innumerables aspirantes a la sucesión gubernamental de Puebla. Lo más probable es que aumente el malestar de poblanas y poblanos.
Más le vale a Rivera Pérez, no hacer públicas sus aspiraciones. El edil mal visto de por sí por la gente humilde -mayoría en el estado-, ganará otro calificativo distintivo de su “compadre” de Casa Aguayo, el de mentiroso.
Si, porque Eduardo Rivera, apenas hace 15 días, expresó que por el momento no se lanzaría abiertamente en pos de la candidatura. Argumento que su trabajo ¿cual? Cómo presidente municipal requiere de todo el tiempo.
Y fue más allá al expresar que su agenda carece de espacio para programar giras por todo el estado -requisito indispensable para cualquier aspirante-. Al parecer todo eso quedó en el pasado. Ahora Eduardo Rivera, concluyó que antes que le saquen mayor ventaja los que se adelantaron, debe levantar la mano.
La realidad no es más que la ámpula que levantó Ignacio Mier el sábado pasado con la demostración de poder al lanzarse al ruedo a hacer la faena. El consejo de que le están comiendo el mandado no pudo salir de otro lado más que de la “marranera”.
La vapuleada que le dieron al inquilino de la marranera al dejarlo sin más argumentos, para atacar a Ignacio Mier, lo obligó a medidas suicidas cómo la de mandar al matadero a Eduardo Rivera. Le aconsejó que es necesario pasarse para que lo conozcan al interior del estado. Y en eso tiene razón porque a Rivera Pérez, sólo lo conoce la clase fifí de la capital poblana.
Los “alzados” del PAN lo identifican a la perfección como otro más de los ricos que miran por encima del hombro a poblanas y poblanos. Ese es Eduardo Rivera, desconocido en los restantes 216 municipios del estado. La clase pobre que lo conoce lo rechaza. Saben que es un político identificado con la corrupción.
¡Político de tercera!
ruizdur@hotmail.com

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