Adrián Ruíz
Amagues endebles. De risa las 70 denuncias contra exfuncionarios de la Secretaría de Educación Pública -SEP-, por la entrega de 300 plazas de maestros “aviadores”. Más risible la postura inmaculada de la titular Isabel Merlo Talavera. La dependencia nació, creció y morirá -si algún día se da- sucia.
Las 70 denuncias son mínimas comparadas con los miles de “aviadores” en la docencia básica y en los empleos administrativo. Solo en las Universidades, designan a los maestros y rectores por “dedazo”.
Las plazas de profesores se venden y otorgan a familiares y amigos, mediante contubernio entre la SEP y los sindicatos. La ventajosa asociación, a lo largo de décadas permite disponer de las plazas disponibles.
El sistema implementado en la Secretaría, para negociar, vender y otorgar lugares de educación básica, lo encabezan los titulares en turno y los secretarios de los sindicatos. La primera solicita el número de plazas que por “derecho” le corresponden.
Una vez autorizadas, por influencia “brincan” la aduana de la Unidad del Sistema para las Carreras de Maestras y Maestros -USICAMM-. Sin obstáculo dan las plazas a gente que sin impartir clases -aviadores-, reciben el depósito quincenal en sus tarjetas de débito. En el pasado pasaban a recoger sus cheques a las oficinas de la SEP.
La USICAMM, jamás se entera de los “goles” que le meten. A pesar que es la encargada de vigilar que el concurso para autorizar las plazas, sea bajo los principios de legalidad, certeza y transparencia para el proceso de selección de los solicitantes a la docencia, directiva y supervisión.
El método actual sobre el perfil de los solicitantes, tampoco representa un obstáculo. La otorgación de plazas las reparten a todo tipo de profesionistas. Los menos aptos son los maestros de profesión.
A través de la tristemente célebre historia de la SEP, han sido beneficiados con espacios privilegiados: políticos, funcionarios, diputados, empresarios y lo más vergonzoso, integrantes de los medios de comunicación -reporteros pues-. Algunos dejaron de ejercer la mejor profesión del mundo: el periodismo para dedicarse a la docencia.
Circunstancia válida porque cumplen con los horarios establecidos. Lo penoso es que la mayoría de los “comunicadores” beneficiados. En su vida han pisado una aula en calidad de educadores. Durante años integran el deshonroso escuadrón de “aviación” de la SEP.
Algunos son tan añejos en los “vuelos” de la corrupción que se jubilaron o están a punto de hacerlo. Es decir por el resto de sus vidas el gobierno los mantendrá. Nada de esto es ignorado por las autoridades educativas. Por el contrario los titulares en turno lo saben y lo pasan por alto.
Las supuestas denuncias que “investiga” la Fiscalía General del Estado. Son llamaradas de petate. Nada sucederá al respecto. En unos días el asunto se olvidará. Sirvió como vitrina para Isabel Merlo, secretaria de la SEP.
Los reflectores sirvieron para desviar la atención de su nula labor en la dependencia. Y sobre todo que siga con los cambios a modo para la operación adecuada a sus intereses y los de su padrino -quien la impuso-. Por lo pronto colocaron a un nuevo director de recursos humanos y a Sara Gallegos como directora de las universidades.
Todo en el aeropuerto de la SEP, se maneja igual. Los “aviadores” cobran sin trabajar, los funcionarios venden plazas. El modelo ha mejorado en la recolección de efectivo en las universidades. El destinatario es el mismo. Sólo que ahora la entrega es directa. Ya no la hace América Rosas Tapia, ex secretaria de educación media superior -la historia no tiene desperdicio-. Sobre todo a quien y dónde le entregan los recursos al “acarreador” de porristas para Claudia Sheinbaum-.
¡Docencia improvisada!
Reporte del Informante
Por debajo del agua. En tanto llega el tiempo de las definiciones en Puebla. El eterno “patriarca” político Melquiades Morales Flores, a petición de la vieja guardia, empezó con una mustia movilización. Hasta dónde su estado físico se lo permite tiene reuniones en lo oscurito.
De alguna manera el exgobernador, oriundo de Ciudad Serdán, mantiene relaciones en la política nacional. Forma parte de una cofradía de influyentes personajes -aparte de la de los masones-. Melquiades Morales y su viejo grupo quieren un poco de presencia en el estado.
Aunque siempre tuvo peso en el gobierno del muerto. Ante la efervescencia que se vive en Puebla. Es imperante que los “melquiadistas” reaparezcan para sumarse a la causa del futuro candidato. Sólo así podrán reclamar espacios en 2024.
Sin alternativa Morales Flores empezó a hacer “amarres”. Hace unos días desayunó con el gobernador Sergio Salomón. También estrechó lazos con las dos cartas fuertes de Morena: Ignacio Mier y Alejandro Armenta.
Los tres desayunos fueron en privado. Sólo con Ignacio Mier, se dejó ver en Público. La insistencia de Guillermo Pacheco Pulido, lo convenció. Melquiades Morales es reconocido por practicar la política del panadero: a todos les ofrece pan y sólo les convida a un grupo muy selecto. La política pragmática y engañosa de Melquiades Morales, le permite simular que escucha a todos -incluyendo a su prima la madre religiosa Celina-. Y en realidad oye a muy pocos, los de su cerrado círculo. A todos le dice que si. A nadie cuándo.
Por padecimiento biológico, en la actualidad Don Melquiades, aquél que a todos simulaba escuchar ha perdido la audición. Necesita de aparatos auditivos en ambos oídos para captar algunos sonidos.
Sin escuchar pide que lo escuchen para reaparecer en la vida política de Puebla. Hay algunos que no entienden que el tiempo no perdona. Y el exgobernador y su grupo pertenecen a políticos rancios en extinción –no por la vida, sino porque su tiempo ya pasó-.
¡A grito abierto!
ruizdur@hotmail.com
