Adrián Ruíz
Presión gringa. La captura del narcotraficante Ovidio Guzmán López -hijo del “Chapo” Guzmán- la madrugada de ayer en Culiacán, Sinaloa, rompe con el mensaje del presidente López Obrador de: abrazos no balazos. Al mismo tiempo obedece a la presión de Estados Unidos y Canadá, cuyos mandatarios estarán en México el próximo lunes.
El “Ratón” cómo es conocido en el mundo del hampa, es la moneda de cambio del gobierno mexicano con Estados Unidos principalmente. Al mismo tiempo es un golpe mediático a favor de AMLO. Podrá el presidente presumir que no había ningún pacto al dejarlo libre en octubre de 2019, cuando lo habían capturado en el famoso “Culiacanazo”.
De acuerdo con fuentes de la capital mexicana. El presidente recibió requerimiento gringo para atrapar a Ovidio Guzmán, porque su gobierno ha sido exigente con el juicio de Genaro García Luna, ex secretario de seguridad de Felipe Calderón.
El juicio tendrá verificativo el próximo 17 de enero en una Corte Federal del Distrito Este en Brooklyn, Nueva York. El “Superpolicía” cómo es conocido, es pieza clave para el verdadero objetivo del gobierno mexicano: Felipe Calderón Hinojosa, ex presidente de México.
López Obrador, tiene entre ceja y ceja a Felipe Calderón y la vía para llegar a él es García Luna. El juicio por narcotráfico será suficiente para condenarlo. Usar el mismo método del superpolicía -apretar tuercas-, será la estrategia para obtener información y sobre todo pruebas contra el ex presidente.
El presidente mexicano se jugó el todo por el todo. Entregará a Ovidio Guzmán a las autoridades norteamericanas -aún con el proceso de extradición-. A cambio de la condena de García Luna.
Todo quedó listo para el encuentro que tendrán Andrés Manuel López Obrador, presidente de México, Joe Biden, mandatario de Estados Unidos y Justin Trudeau, primer ministro de Canadá. El tabasqueño cumplió con la petición de atrapar a Ovidio, quien con su hermano Joaquín, supervisa 11 laboratorios de metanfetaminas en Sinaloa.
En esas instalaciones se producen más de 2 mil 200 kilos de mentanfetamina al mes, que se distribuyen en Estados Unidos y Canadá. El supuesto golpe al Cártel de Sinaloa, sólo fue un corte de tentáculo del enorme pulpo del crimen organizado.
Aunque Estados Unidos y México consideran al “Ratón” como uno de los principales líderes del narcotráfico. En realidad se trata de una más de las piezas del engranaje de la delincuencia. Desde luego un poco importante. La fama y apellido paterno lo pintaron como un león, con fiereza exagerada.
Las autoridades lo pintan como una pieza imprescindible en el Cártel de Sinaloa. Y Ovidio, está lejos de ser quien cargaba con todo el peso de la organización.
Toda la fama ganada por el hijo del “Chapo” se debe a la fallida captura de hace dos años en el mismo estado. Y dónde lo dejaron libre por órdenes del gobierno federal, bajo el argumento de evitar muertes innecesarias.
El “Ratón” de 32 años, perderá su libertad. La organización criminal, seguirá con sus actividades acostumbradas. Nada cambiará. Lo mismo ocurrió con la aprehensión de su progenitor Joaquín Guzmán. La misma frase del presidente López Obrador, le viene como anillo al dedo: “la detención de Joaquín Guzmán Loera no resuelve el problema de fondo, pero le sirve a EPN y a la mafia del poder para hacerse publicidad”. Sólo cambian los nombres y los escenarios. La gata revolcada es la misma.
¡Película muy vista!
Reporte del Informante
La otra cara. En el operativo para capturar al hijo del “Chapo” participaron elementos de la SEDENA, Guardia Nacional, Centro Nacional de Fusión de inteligencia de la Fiscalía General de la República y de la Secretaría de Seguridad de Sinaloa.
El secretario de la Defensa Nacional, con el trofeo en la mano expuso: “Esta detención representa un golpe contundente a la cúpula del poder del Cártel de Pacífico”.
En realidad el arresto del “Ratón”, es una deuda del gobierno federal a los Estados Unidos y el presidente Joe Biden. El líder y su grupo conocido como Los Menores, realizó 19 bloqueos y agresiones armadas en varias partes de Culiacán.
La violencia abarcó el aeropuerto Internacional de Culiacán, Base Militar 10. Impidieron el acceso a la ciudad desde los Mochis, Costa Rica y Sinaloa. En las agresiones una bala atravesó el fuselaje de un avión de Aeroméxico que estaba en la pista del aeropuerto para trasladar al reo a la ciudad de México.
¡Historia incompleta!
ruizdur@hotmail.com
Captura negociada
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