domingo, noviembre 24, 2024
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Adrián Ruíz
Estrategias acertadas. A medida que se acerca el día de las elecciones -2 de junio-. A diferencia de otros estados dónde la situación para MORENA, luce complicada. En Puebla el panorama se aclara cada día para los candidatos guindas.
Sobre todo en lo que a la gubernatura y presidencia municipal se refiere. Pepe Chedraui y Alejandro Armenta, aumentan la ventaja sobre sus contrincantes. La percepción generalizada de la ciudadanía es favorable a los morenistas.
La renuencia de La Entrega a confiar en encuestas, propició que un amigo especialista en está clase de ejercicios nos mostrara los resultados que obtuvo desde que iniciaron las campañas a la fecha.
En las gráficas se observan las altas y bajas de los cuatro candidatos día a día. La distancia de Alejandro Armenta con Eduardo Rivera es prácticamente inalcanzable. Las cifras son de por lo menos cuatro decenas a favor del morenista.
Entre Pepe Chedraui con Mario Riestra, la distancia no es de tal magnitud. Pero si significativa y difícil de revertir a estas alturas. La diferencia la marcan dos cifras. La mala noticia para el panista es que tiende a la baja. En tanto el morenista sigue cuesta arriba.
Con 29 de días de campaña por delante -29 de mayo fecha límite-. El electorado con la decisión de votar por sus candidatos, no cambiará. Por lo tanto no se presagia cambio alguno. Lo que se traduce a que Pepe Chedraui, está cerca de recuperar la capital poblana para MORENA.
Con pocas posibilidades de cambio en las tendencias. Y con que los candidatos morenistas mantengan el ritmo de propuestas. El tiempo será su mejor aliado.
¡Máquina encarrilada!
Reporte del Informante

Ludopatía fatal. A lo largo de la historia, la ludopatía ha cobrado incontables pérdidas materiales, pero sobre todo vidas humanas. La imperiosa necesidad por el vicio de apostar, conduce a la degradación del ser humano. En Puebla, existe un selecto grupo de apostadores con crédito en la catedral del juego: Las Vegas.
También pululan los ludópatas de medio pelo. Personas que acuden a los “brincos” -casas de apuestas clandestinas-, algunas ubicadas en la colonia La Paz y la 19 poniente y 35 sur. Los recurrentes apostadores pierden hasta la camisa. Motivo que los obliga a buscar recursos de cualquier modo.
En pleno día del niño -30 de abril-, por deudas de juego en Las Vegas, EU, se suicidó de un balazos el empresario inmobiliario José Ventosa Pedroche. De acuerdo a dos fuentes de La Entrega, el apostador poblano tenía una droga impagable en dólares.
El ludópata poblano, junto con otros pudientes -nos reservamos los nombres-. Pertenecen al selecto grupo de “clientes” de los mejores casinos de Las Vegas. Como apostadores preferenciales tienen créditos ilimitados.
El grupo al que pertenecía el suicida Ventosa Pedroche, es tratado a cuerpo de rey en las casas de apuestas norteamericanas. Les proporcionan boletos de avión -ida y vuelta-, hospedaje, alimentación y bebida en los mejores hoteles.
Los ricos poblanos han mantenido ese ritmo de vida durante décadas. Las fortunas familiares y particulares, las derrocharon en el bacará, ruleta, póker y todos los juegos de azar imaginables.
Cierto día en sus oficinas de Polanco en la ciudad de México, un empresario para el que el autor de La Entrega, laboró en su periódico, nos presumió: Adrián, sabes de cuánto ha sido el mayor rife -así le llaman a arriesgarse- que me he aventado en una apuesta. Respondí: ni idea.
Orgulloso gritó de 10 millones de pesos y gané. Lo contó con tal emoción que parecía que lo estuviera viviendo otra vez. El que esto escribe, pensó: es un loco e hijo de su mal dormir.
El desgraciado “rifándose” millones de pesos en unos segundos y a los reporteros y quién se encargaba de su periódico y defendiéndolo del gobernador Rafael Moreno Valle, nos pagaba una miseria -15 mil pesos mensuales a un servidor y 6 mil a los redactores-. Obvió las mentadas de mi parte no las pude contener.
Ese es el comportamiento del ludópata clásico. En su mundo está primero el juego, después el juego y siempre el juego. Nada existe para ellos. En su mente todo el tiempo piensan en cartas, fichas, números y dinero.
A José Ventosa, le arrebató la vida el gusto por el juego. Y alguien expresó sabiamente: él que por su gusto muere hasta la muerte le sabe.
Sólo los enfermos de ludopatía, saben hasta dónde disfrutan el placer o angustia de apostar. Por lo pronto la enfermedad cobró otras víctimas -porque también la familia fue afectada-.
¡Apuesta por la vida!
ruizdur@hotmail.com

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