Adrián Ruíz
Millones perdidos. La creación de una Promotora de Puebla en el gobierno -1987-1993- de Mariano Piña Olaya, arrojó pérdidas millonarias para las arcas estatales. Aglutinó subdirecciones, estériles que sirvieron para quebrantar a la de por si mala administración del oriundo de Guerrero. Al igual que Manuel Bartllet -tabasqueño-, nos los impusieron como poblanos.
El gobernador guerrerense por recomendación de Beatriz Paredes -exgobernadora de Tlaxcala-, puso al frente de la Promotora de Puebla a Jaime Alcántara Silva -quien por cierto busca regresar al gobierno con Alejandro Armenta-. El licenciado originario de Cuacnopalan, explotó al máximo la oportunidad.
De la Promotora de Puebla, dependían las subdirecciones de Turismo, la Deportiva y la Crediticia a Pequeñas Empresas. En las tres se dilapidaron millones de pesos. El responsable directo fue Jaime Alcántara.
Los recursos se “invirtieron” sin resultados en ninguno de los tres rubros. En el deportivo, se despacharon con la cuchara grande. A cargo del contador Merino -que no era contador, pero si alcohólico-, estuvieron las administraciones de los equipos profesionales de fútbol: Puebla de la Franja y Ángeles de Puebla.
También la escuadra de básquetbol profesional Abejas Poblanas, formó parte de las “inversiones” hechizas. En los conjuntos deportivos poblanos, hubo negocio para todos.
A costa del presupuesto del gobierno estatal, corrieron las millonarias cantidades de dinero para Jaime Alcántara y su gente. En los equipos Puebla y Ángeles, siempre se reportaron pérdidas.
A pesar de las regulares entradas. El Cuauhtémoc, tenía gente en las gradas porque la Promotora, regalaba boletos al mayoreo a todas las secretarías y dependencias del gobierno. El negocio para técnicos -Hugo Fernández del Puebla y José Antonio Roca de Ángeles-, se dio con la contratación de jugadores.
Los salarios de los futbolistas se inflaron como si se tratará de Maradona -era la estrella mundial-. Los viajes a las diferentes plazas del país, las cargaban al gobierno como si fueran Europa.
Mantener el fútbol profesional le salió tan costoso al gobierno. Que tuvo que venderlo a los empresarios Arturo Migoya y Emilio Maurer. Ambos invirtieron mucho capital pero lo triplicaron. Formaron la escuadra campeona de Aravena, Bernal, Poblete, Cosío, Chepo de la Torre -actual técnico-, Chícharo Hernández, Edivaldo y Fuentes, entre otros.
Desde luego en la gerencia de los clubes, Jaime Alcántara, colocó a sus amigo de Cuacnopalan -Arturo M-. Lo mismo en el administrativo.
El saqueó lo completaron la subdirección de Turismo con Villatoro como responsable. La labor de promover a Puebla, pasó de noche. Los recursos se los repartieron sin empacho.
El apoyo a pequeñas empresas, fue para provecho de la encargada Miriam M y el personal a su cargo. Los créditos a fondo perdido se los adjudicaron ellos.
En resumen la Promotora de Puebla, sirvió para dos cosas: para nada y para lo mismo. Ojalá y la que planea crear el gobernador electo Alejandro Armenta, cumpla el cometido.
¡Nuevo intento!
Reporte del Informante
Milagro inesperado. El santo al que se encomienda Jonathan Ávalos Meléndez, debe ser tan milagroso que iluminó a los legisladores del Congreso, para que le concediera la mayoría de votos que lo hicieron nuevo Magistrado.
La recomendación divina siempre tendrá mayor peso que la labor terrenal. Ávalos Meléndez, debe ser un extraordinario abogado, para primero ser Consejero Jurídico. Y de inmediato ser nombrado Magistrado del Poder Judicial.
Los méritos de Jonathan, deben ser superiores a los de jueces, proyectistas y empleados del Tribunal Superior de Justicia, con años de laborar sin posibilidades de asumir una magistratura.
Todo el tiempo han estado equivocados. El camino de laborar no es el correcto. Deben encomendarse al santo que le reza el nuevo Magistrado. No hay pierde influye en los tres poderes del gobierno.
¡Poder divino!
ruizdur@hotmail.com
Creación infructuosa
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