Adrián Ruíz
Cobarde borrachín. Se requirió de un “delirius tremens” severo del Judas Etílez -Mario Alberto Mejía-, para que por fin se animará a difamar al autor de La Entrega. Desde luego con la cobardía que lo caracteriza. Sin atreverse a poner Adrián Ruíz. Le falta hombría. Con el miedo basta.
Debe aprender que siempre hay que llamarle al pan, pan y al vino, vino. Es valor civil simplemente. Pero que va a saber de valores un ente traidor por naturaleza.
En sólo tres líneas que escribió con referencia a un servidor. Fiel a su costumbre volvió a mentir. Por mentiroso carece de credibilidad.
Vea lector los “pobres” y falsos argumentos que expone el “chupitos” serrano:
Uno más: el paria al que nadie lee y que se hace pasar como columnista del diario El Popular.
Si no pertenecer a la clase social de la tribu de Zinacatepec, me identifica como paria es un orgullo. Siempre será mejor ser paria a vividor, corrupto y traidor. Ser excluido de la sociedad etílica e inhaladores de polvo es un privilegio.
Segunda mentira si nadie lee La Entrega –como asegura- que le preocupa. Ignora que la columna circula dónde tiene que circular. Ni más ni menos. Contrario a su Quinta Columna, no es estructurada para agradar y sobre todo alabar al corrupto gobierno de Gerónimo Barbosa, para que le siga tirando migajas al piso.
Por el contrario La Entrega, sin necesidad de “arrastrarse” y menos adherirse a la tribu de Zinacatepec, llega al conglomerado que se vomita del hedor que emana de Casa Aguayo. Y no son pocos.
La mentira más grande es que Adrián Ruíz, no necesita hacerse pasar por columnista del Popular. Ni de ningún medio para el que no labore o no colabore. Casi ninguno tiene los tamaños para publicar la línea que manejamos con datos reporteados.
Nunca temas dictados desde la “marranera” o el domicilio de Gerónimo Barbosa.
Colaboramos un tiempo con El Popular. No solo con la columna. Decidimos Carolina y un servidor cortar por lo sano por los compromisos que tiene como tú con la mayoría de políticos. Adrián Ruíz no necesita del Popular. Ni El Popular de Adrián Ruíz.
El rompimiento de la relación con El Popular, culminó cuándo Carolina se negó a publicar parte de la historia de la mafiosa familia Layón Aarún, que investigamos. Entendimos los intereses con la presidenta municipal Norma Layón. Pero no lo aceptamos. Cómo tampoco las modificaciones que hacía a La Entrega.
Acordamos las dos partes suspender la publicación de La Entrega en El Popular. A pesar que nos propuso mandarla para que la publicara esporádicamente. Le interesaban los datos que manejamos. Pero Adrián Ruíz, nunca ha trabajado para otros comunicadores como “oreja”.
La información reporteada es para La Entrega, para nadie más.
El pasado 9 de septiembre le dejé clara mi postura en una conversación vía mensajes a Carolina. Le dije que no me conviene que me relacionen con su medio. Ella argumentó que sigue presionada por el gobierno de Gerónimo con denuncias y La Entrega por su contenido le traería mayores problemas.
Cómo la gran mayoría de medios de comunicación está sometida y tienen miedo al corrupto gobierno. La Entrega, nada tiene que ocultar. No hace del periodismo un negocio como el “chupitos” serrano. La diferencia entre un reportero y un mercenario del periodismo es abismal.
Ni sus amos Gerónimo Barbosa, Charbel Jorge Estefan Chidiac y menos el beodo permanente pueden presumir del mayor atributo de La Entrega: HONESTIDAD. Ni siquiera saben el orgullo que representa caminar con la cara de frente.
Tienen tanta suciedad que sumirse en sus enfermedades -vicios- es una falsa escapatoria a la vergüenza que arrastrarán de por vida. El caparazón del cinismo es la única herramienta para ocultar la denigración cómo personas.
Otra observación La Entrega no defiende a Tony Gali, ni a nadie en particular. Con dificultad se puede defender a si mismo. El ex gobernador se basta para defenderse solo. Cuenta con mayores recursos que los de un sencillo reportero.
¡La del estribo “chupitos”!
Reporte del Informante
Es cuánto. Los reflectores para el gris secretario de salud, José Antonio García se apagan irremediablemente. Para quiénes aseguran es la “corcholatita” tapada de Gerónimo Barbosa. Los cinco minutos de fama no le alcanzan ni para ganar una elección entre su familia.
Si su padre el también médico Miguel Martínez Villalpando, viviera y se percatará para que clase de gobierno sirve. Seguro lo volvería a desheredar. Tal y como lo hizo antes de fallecer. No le perdonaría unirse a la tribu de Zinacatepec.
Hombre de palabra como era el ex director del ISSSTEP -por cierto Judas Etílez, le quedaste a deber la intervención quirúrgica sin derecho porque nunca has sido derechohabiente. Otra historia sin desperdicio de tu tenebroso historial-. Le cumplió la promesa de dejarlo fuera de su testamento por unirse a sus “enemigos” políticos. Hasta la fecha su progenitora no le perdona el agravio familiar.
¡Sin apoyo familiar!
ruizdur@hotmail.com
