Adrián Ruíz
En la tablita. Quien lo diría el hombre más cercano al poder en el inicio de la administración estatal, Gabriel Biestro Mendinilla, secretario del trabajo, mendiga por conservar su posición. Al otrora poderoso e influyente funcionario lo trae entre ceja y ceja el gobernador Sergio Salomón Céspedes Peregrina.
La pérdida de piso hizo tropezar estrepitosamente al secretario del trabajo. En menos de tres años descendió de la gloria al infierno. Y podría descender todavía más.
La falta de tacto político y el falso encumbramiento, provocaron una caída estrepitosa. La soberbia que brinda un poco de poder lo colocó en la situación comprometida desde hace meses.
Primero rompió con su protector de cabecera. El extinto gobernador lo llevó al ostracismo político. Las traiciones pero sobre todo las deslealtades, originaron el rompimiento.
De ser líder del Congreso local, pasó a ser fuerte aspirante a la presidencia municipal. Ambas posiciones apoyadas por su padrino político: el peor gobernador de la historia de Puebla -fallecido el pasado 13 de diciembre-.
Gabriel Biestro no cabía en Puebla, era el todopoderoso. Si alguien requería acercamiento con el gobierno del estado, él era el indicado. Casi todos los medios de comunicación lo hicieron presidente municipal con anticipación.
De acuerdo con medios oficialistas, nada ni nadie impediría que Biestro, despachará en Palacio Municipal. Y de ahí a Casa Aguayo, sólo faltaría un paso -en realidad son 10 calles-. Casi todos se rendían ante el poderoso heredero del poder en Puebla.
Él se dejaba querer, caminaba, hablaba y se comportaba como edil municipal. Tan seguro estaba que nada impediría que administrará la capital poblana, que se atrevió a ser desleal a quien lo colocó en la posición privilegiada -mandatario fallecido-.
Los desmanes y francachelas organizadas por el todavía aspirante a la presidencia municipal en tiempos de la designación -ganada por Claudia Rivera Vivanco, quién perdió la votación-. Rompieron la relación con su protector.
Sin argumentos de defensa paso directo a la “congeladora”. Pasaron meses para que lo perdonarán en Casa Aguayo. Tuvo que inclinarse y besar la mano manchada de corrupción para que lo incorporarán al gabinete en la Secretaría del Trabajo.
El puesto fue como una compensación para capitalizarse. Gabriel Biestro, sabe que su carrera política no crecerá más. La Secretaría del Trabajo, también le quedó grande. Tan grande que un equipo de profesionales hacen todo el trabajo de las demandas laborales.
Ante la muerte de quién lo incorporó al gabinete, quedó desprotegido. La cuenta que abrió con el gobernador Sergio Salomón, será difícil de saldar. Cómo olvidar la afrenta que le hizo desde el Congreso del Estado, en su desempeño como presidente municipal de Tepeaca.
El entonces poderoso Biestro Mendinilla, acudió a Tepeaca -presidencia municipal- para decirle que acudía con la venía de Gerónimo Barbosa, que requería de 10 millones de pesos, para evitar la investigación de su cuenta pública.
Sergio Salomón, habló directo con Gerónimo para ponerlo al tanto de lo que hacía Biestro. Las raterías del entonces poderoso del Congreso del Estado, quedaron al descubierto.
Esa fue una de las muchas gotas que derramaron el vaso para caer de la gracia del poder. Y ahora el nuevo mandatario lo trae entre ceja y ceja. Lo que presagia su relevo en la Secretaría del Trabajo.
¡Soga al cuello!
Reporte del Informante
¡De tal palo! La aprehensión de Rodolfo Chávez Escudero es la continuación del historial ilegal familiar. No inició con la orden en su contra del fallecido gobernador. El mal ejemplo se lo dio su progenitor Rodolfo Chávez Carretero.
Mientras el vástago hizo de las suyas en la actual administración, al frente de la dirección de Carreteras de Cuota. Su padre lo hizo en la Secretaría de Comunicaciones y Transporte -hoy Secretaría de Movilidad y Transporte-. Sólo cambió en nombre porque la corrupción se mantiene. También al frente del Capcee.
La primera irregularidad de Rodolfo Chávez Carretero, la cometió en el sexenio de Melquiades Morales, con el cobijo del secretario Achar. La segunda en el mandato de Mario Plutarco Marín Torres.
De alguna manera libró las dos irregularidades. Lo que le valió construir un hotel de lujo en Atlixco -pero esa es otra historia-.
Quien no pudo evitar rendir cuentas ante la ley es Rodolfo Chávez Escudero a quien junto con Armando Toxqui Quintero, les puso el dedo Gerónimo Barbosa. Los llamó pillos y los sentenció a prisión. Y aún después de muerto cumplió sus amenazas.
El primero fue detenido ayer en el aeropuerto Internacional Benito Juárez de la ciudad de México. El segundo anda prófugo.
¡No sé acabó la rabia!
ruizdur@hotmail.com
Días contados
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