Adrián Ruíz
Carta marcada. Ante el oscuro panorama para el gobierno estatal en los dos primeros meses del año. Gerónimo Barbosa incrementó el ataque contra poblanas y poblanos. Urgía un distractor para desviar la atención de hechos negativos como lo del niño Tadeo en el penal de San Miguel. O el vergonzoso y fallido ataque a la UDLAP. O el desfalco millonario en Salud.
En las últimas semanas Gerónimo Barbosa estuvo en el ojo del huracán. Los acontecimientos de su administración trascendieron a nivel nacional. Los calificativos negativos, salieron de control.
Era necesario salir del escaparate para dejar de ser el centro de atención. Sobre todo el el área mediática. Y nada mejor que encarcelar a presuntos exservidores públicos de su gabinete -que él eligió- para ponerse el traje de falso justiciero.
De forma momentánea consiguió el objetivo. Las aprehensiones primero del exauditor Francisco Romero Serrano. Y de Guillermo Aréchiga Santamaría, después. Son reflejo del gobierno barbosista. Ambos personajes fueron apoyados por Gerónimo.
Las persecuciones y encarcelamiento de excolaboradores, desviaron la atención de su fallido gobierno de manera parcial. Los espinosos asuntos siguen abiertos y la ola en su contra regresará más pronto de lo que supone.
La administración estatal es de las peores del país. Gerónimo Barbosa está en la mira del poder federal. En la poderosa esfera de la capital del país no tiene cabida. Sabe que equivocó el camino y trata de recomponerlo.
A pesar de acudir a Palacio Nacional y ponerse de tapete ante el presidente Andrés Manuel López Obrador. El rechazo volvió a ser la tónica. No lo acepta. Si bien estará en Puebla el 5 de Mayo, será únicamente por la fecha histórica que representa. Aunque también podría haber un ajuste cuentas.
La preocupación extrema de Gerónimo Barbosa por recomponer las relaciones con el gobierno federal y principalmente con AMLO, lo orillaron a dar el primer paso con mandos menores como subsecretarios y directores de áreas.
Sin embargo al llegar al peldaño del secretario de gobernación Adán Augusto López Hernández, la puerta se cierra. Y es que el hombre fuerte del gabinete no soporta al mandatario poblano.
¡Etiqueta imborrable!
Reporte del Informante
Diferencia notable. Entre los gobernantes de Puebla, Eduardo Rivera Pérez -municipio- y Gerónimo Barbosa -estado- las diferencias para el óptimo ejercicio de sus labores son: la movilidad y estado de salud.
Mientras el presidente Eduardo Rivera, acude a temprana hora a colonias y juntas auxiliares a encabezar las actividades cotidianas Gerónimo, postrado en una silla a las 9 horas, de manera virtual se exhibe al insultar a reporteros y funcionarios que se enlazan para escuchar su versión del acontecer en Puebla.
El incesante activismo de Lalo Rivera, empezó a causar celo político de un mandatario con capacidades diferentes y limitadas para gobernar. En menos de cuatro meses el edil de la capital, supera y por mucho a un gobernador sin el menor ápice de simpatía.
A nadie extrañe que la popularidad de Rivera Pérez, vaya en aumento conforme transcurran los meses. En cambio la de Gerónimo Barbosa, caerá al fondo del abismo a partir del 2023. Año en el que se sumará la disminución de poder.
Restan 10 meses para que Gerónimo, empiece a preparar una salida decorosa de un gobierno carente de veracidad. Cubrirse la espalda será su prioridad. Aunque será imposible. El sucesor (a) -sea quien sea- ganará respeto si lo sienta en el banquillo de los acusados. Los méritos al momento son suficientes.
¡Suerte echada!
ruizdur@hotmail.com
Distractor infructuoso
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