Adrián Ruíz
Cuentas pendientes. A los presidentes municipales se les acaba el tiempo para solventar sus cuentas públicas. El despilfarro de dinero que hicieron. Sólo lo pueden “arreglar” mediante negociaciones. De otra manera el escándalo del robadero será público.
El saqueó de las arcas municipales es escandaloso. La Auditoría Superior Estatal -ASE-, reveló apenas una mínima parte de irregulares de munícipes. La realidad supera y por mucho los millones de pesos sin justificar.
De acuerdo con algunas fuentes de la ASE. El faltante en municipios como: San Martín Texmelucan, Huejotzingo, Atlixco y Juan Crisóstomo Bonilla, existe un saqueó de no menos de mil millones de pesos -en tres años-. La exorbitante cantidad, explica el enriquecimiento de los ediles y la preocupación de ser responsabilizados del saqueo.
El temor de ser enjuiciados es de la misma magnitud que los robos. Algunos asumirán cargos en el próximo gobierno estatal. Otros obtuvieron diputaciones locales y federales. Lograron un escudo protector que los reflejará como finas personas.
Algunos más como Edmundo Tlatehui de San Andrés Cholula, se blindaron al dejar a sus familiares -esposa- en las presidencias. El desfalco es millonario, pero será tapado por su mujer Guadalupe Cuautle.
Los ediles beneficiados, cruzarán el pántano sin mancharse. La librarán a pesar de las clara muestra de una corrupción sin precedentes.
Los alarmados negocian sus cuentas con los entrantes. Ofrecen el 30% del desfalco por ingresos propios y del estado. También se acercan con diputados locales para solventar el resto de los faltantes.
El escándalo es de dimensiones mayúsculas. Podría salirse de control. Si trasciende a nivel nacional.
Los negocios que emanan de las presidencias municipales, son inimaginables. Sobre todo en lo que apoderarse del presupuesto se trata.
Para tener una idea mínima. El ejemplo de Cuautlancingo, municipio sin acaparar los reflectores, cuenta con un presupuesto superior a los 900 millones de pesos anuales. Sólo por su propia recaudación, captura 700. Sin contar con el ingreso federal.
En los bolsillos de quienes van a parar tantos millones. Una parte a los del edil en turno -40%-. Otra parte -40%- a los vivales que los obligan a trabajar con sus despachos contables y sus negocios. Y la más raquítica la destinan a supuestas obras.
Por cierto con los presidentes municipales entrantes se seguirá la misma fórmula. La mayoría ya fueron contactados -pero esa es otra historia-, para detallar como se trabajará en su trienio.
¡Succionar el presupuesto!
Reporte del Informante
Sin temor. Uno de los peores momentos que vivió el gobernador Sergio Salomón en su gira de despedida, ocurrió el pasado viernes en Huejotzingo. Ese localizaron sin vida y violada el cuerpo de la menor Alyson Amayrani, a unos metros de la secundaria Centro Escolar Enrique Martínez.
En plena reinauguración del tramo carretero al aeropuerto en compañía de Pepe Cinto, munícipe de Juan C. Bonilla e invitados especiales. Familiares de la víctima intentaron acercarse al gobernador Sergio Salomón, para exigir justicia.
Sin embargo sus escoltas impidieron el paso. Ante la obstrucción se escuchó un grito fuerte: “que se vea que el billete está en las obras, verdad padrino”. El gritón no fue otro que Pepe Cinto.
La tragedia no importó ni a Pepe Cinto, ni a las autoridades policiacas. Y menos al fiscal Gilberto Higuera Bernal. Al presidente de Juan C. Bonilla, bebedor consuetudinario, chusco, de léxico ordinario y repudiado en su natal terruño Domingo Arenas, perteneciente a Huejotzingo, le interesaba más la fotografía con el gobernador por la reinauguración del camino al aeropuerto.
Las protestas por el feminicidio de la menor de 14 años. Pero sobre todo el esclarecimiento del crimen, pueden despertar al tigre de la 4t. Porque las autoridades están inmersas en aplicar infracciones vehiculares, fotomultas y falta de verificación.
Han pasado cinco días desde la desaparición de Alyson y el fiscal Higuera Bernal, nada sabe de los responsables. Su incapacidad ante la ola de crímenes ocurridos en los últimos días en el estafó, raya en lo ridículo.
¡Fiscal el incapaz!
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