Adrián Ruíz
Los pecados de Héctor. Otro cómplice del gobierno estatal, está a punto de caer de la falsa nube en la que estaba. Se trata de Héctor Sánchez Sánchez, presidente del TSJ y “corcholatita” fallida. El fuego amigo emanado de Casa Aguayo, sumado a la infinita corrupción lo tienen al borde del precipicio.
Las diferencias entre el “Padrino” -Gerónimo Barbosa- y el “Ahijado” -Héctor Sánchez- aumentan cada vez más. El servilismo del segundo, dejó de ser útil al primero. El gobernador lo utilizó a conveniencia. Llegó el momento de desecharlo cómo papel higiénico.
Héctor Sánchez, sabrá lo que es estar en la gloria y el infierno. Ingenuamente cayó en la misma trampa que el resto de los funcionarios a los que dejó las manos libres para enriquecerse a cambio de obediencia ciega.
Mañoso como es Gerónimo les dejó manos libres, pero con la supervisión de la mayoría de movimientos. Luego los exhibió y a algunos los encarceló.
El presidente del Tribunal, colaboró con la liberación expedita de las órdenes de aprehensión que le ordenó su “Padrino”. Ahora podría ser él quien ocupe el banquillo de los acusados.
Las tropelías fomentadas por Héctor en el Poder Judicial sobran. Los rutinarios y amañados cambios producto de contestaciones de preplenos que realiza Héctor Sánchez con un grupúsculo de Magistrados donde realizan amarres y matizan intereses. El malestar del gremio litigioso está contra diligenciarios y secretarios que ahora operan con cuotas monetarias establecidas en la capital.
Así tenemos que por emplazamiento cobran mil pesitos, por notificación normal 500, por cancelación de expediente 200, por requerimiento 500. Además siempre exigen traslado y comida si es después de las 13 horas. Los diligenciarios son funcionarios del Poder Judicial que operan siempre “con agenda llena”. Lo que obliga a los litigantes a ponerse la del “Puebla” para que los servidores públicos hagan espacio en su apretada agenda.
Los juzgados civiles de la capital son sumamente codiciados por secretarios y diligenciarios. En estos juzgados un diligenciario tiene normalmente un ingreso extraordinario semanal no menor a los 5 mil pesos. Por lo que su salario base es lo que menos importa.
Los secretarios de juzgado pelean los juzgados de la capital por los 10 mil pesos extras semanales que obtienen por agilizar acuerdos. Aún cuando estos siempre anteponen que la mitad es para el señor juez o señora jueza .
Todo en cada juzgado es un engranaje Perfecto. El oficial de partes que recibe un escrito pide de 100 a 200 pesos por turnar una promoción y pasar expediente. Un comisario por llevar un oficio pide 200 pesitos y la secretaria particular de cada juzgado por ingresar los expedientes a firma 200 pesos. Así opera un juzgado civil, familiar o mercantil en la capital y área conurbada.
En la “bendita pandemia “ como la llaman los trabajadores del poder judicial les sirve para operar en lo oscurito sin mucha gente en los juzgados y trabajar vía telefónica con depósito a sus tarjetas.
Si, así operan los juzgados. Los negocios en las salas son de otro nivel. Los magistrados consentidos de Héctor, recogen paquetes millonarios a través de sus “corredores”. Por cierto que la familia juzgadora crece. Ahora hasta Joel Baltazar, tiene a su vástago como flamante juzgador.
Por supuesto en un juzgado privilegiado pues su amistad con Héctor Sánchez no es para menos ya que si el presidente tiene en su oficina un harem que no harán los demás.
¡Cheque al portador!
Reporte del Informante. Triunfo incompleto. El ascenso de Olga Lucía Romero Garci Crespo a la dirigencia estatal de MORENA, tiene un sabor agrio. Si bien se cumplió la voluntad de Gerónimo Barbosa, al orquestar y financiar el asalto a las filas guindas. Sólo es un bálsamo insuficiente para la profunda herida que tiene la legisladora por no poder apoderarse de la herencia de 600 millones de dólares de la empresaria Socorro Romero Sánchez.
La complicidad de Lucía Romero con Gerónimo Barbosa, va más allá de una simple diputación local -Tehuacán- o la dirigencia estatal de MORENA. Para los ambiciosos cómplices es más importante ganar el juicio de nulidad del testamento que dejó la extinta empresaria a favor de la familia Celis Romero.
Cómo en el caso de la UDLAP, Gerónimo fue tentado por la ambición. Respalda totalmente a Lucía para recibir tajada de los millones de dólares. Hacerla dirigente estatal del partido en el poder es un “apapacho” más a quien tiene tatuado el signo de dólares en la frente.
Que le espera a MORENA en Puebla, con una dirigente que los lineamientos de la 4T le son ajenos. En su mente ronda dirigir empresas como: PATSA, El Calvario, Hoteles Solaris, Aceites y Proteínas.
La dirigencia de MORENA, ocupa un segundo plano en Lucía Romero. La labor primordial es la herencia de 600 millones de dólares.
¡Premio insuficiente!
ruizdur@hotmail.com
El lado oscuro del TSJ
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