jueves, febrero 13, 2025
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El “Macho” de Huejo

Adrián Ruíz
Traidor por naturaleza. El tenebroso pasado amoroso y político del edil de Huejotzingo, Roberto Solís, no tiene límites. Se rige por la traición y el engaño. Testigos de lo anterior sobran. Por eso se alió con otro espécimen de su misma especié: Yassir Vázquez y familia.
Una de las personas que no soporta que mencionen su nombre es la diputada federal Rafaela Vianey Romero. Otra es Fernando Manzanilla, exsecretario de gobernación. A ambos los traicionó. A la primera la maltrató física y mentalmente.
Roberto Solís, se siente “macho” y lo que le sigue. En sus francachelas de tres o más días en los que consume de “todo”, gusta sacar armas de fuego y disparar como si estuviera en el viejo “Oeste”.
Sin el poder de la presidencia municipal. Cuando era pareja sentimental de Rafaela Vianey. Se pasó de violento con ella. Ese pasaje de su vida lo intenta olvidar la diputada en la actualidad. Tal vez sea el mismo costo que pague su actual esposa Shamy Spezia, si quiere ser además de la directora del DIF, la próxima presidenta de Huejotzingo.
Otra víctima de la traición de Roberto Solís, fue Fernando Manzanilla. Lo “vendió” ante el muerto. Así pagó el espaldarazo que le dio el exsecretario de gobernación. Después de carga belices. Lo incursionó en la política.
El actual edil de Huejotzingo, “grilló” a Manzanilla con el muerto a tal grado que le cortó la cabeza de la Secretaría de Gobernación. La cadena de traiciones de Roberto Solís es interminable. Tiene enemigos por todos lados.
Trae un conflicto en el que está involucrado el secretario de Gobernación, Samuel Aguilar Pala. Problema del que está enterado el gobernador Alejandro Armenta -pero esa es otra historia-.
¡Sembrando enemigos!
Reporte del Informante
Hasta pronto. La inesperada muerte de Carlo Pini Riobó, para quienes lo conocimos en las lides reporteriles -más de 30 años desde Cambio-. Resulta difícil de creer. También llegó a nuestra memoria su padre a quien conocimos en el diario Momento.
Carlos y su servidor vivimos muchas anécdotas como reporteros de deportes. Él en el Universal de Puebla -junto a otro amigo José Carlos Bernal- y su servidor en Momento.
Siempre buscábamos la “exclusiva”. Aunque debo decirlo él sólo se ocupaba del Puebla de la Franja. El autor de La Entrega de todos los deportes incluidos amateurs.
Su habilidad como reportero era nata. Un día la directiva del Puebla, nos llevó a los reporteros a Veracruz a un partido contra los Tiburones Rojos.
Antes de acudir al estadio Luis “Pirata” Fuente, nos hospedaron en un hotel cercano al escenario futbolero. Carlo y yo nos encontramos en la entrada del elevador.
Durante el corto trayecto me preguntó ¿Adrián ya tienes la exclusiva?. Le contesté: no una tengo dos. Con su leve sonrisa -no era muy afecto a reír. Similar un servidor-, me dijo dímela y te comparto la mía.
Los dos desconfiamos como suelen hacer los reporteros celosos de su trabajo. Ambos sabíamos que el equipo Puebla, se negaba a salir a jugar. El motivo: les debían quincenas atrasadas.
Intrigado por la otra “exclusiva” me dijo ya cuéntame cuál es la otra. O estás inventando y no tienes nada. Te prometo no publicarla.

Le dije te vas a enterar de todos modos y si quieres publicarla adelante. La próxima contratación del Puebla es: Luis García, pero viene lesionado. Me contestó no creó. No es posible. No voy a publicarlo porque carece de veracidad. Le dije como quieras.
En efecto no la publicó porque no creía que el jugador internacional viniera al Puebla. Al final vino y lesionado. Como muchos otros sólo llegó a cobrar por su glorioso pasado futbolístico.
Las anécdotas con Carlo se suman por decenas. Como la visita para comer del entonces gobernador Mariano Piña Olaya a la casa de sus papás en El Mirador – pero esa es otra anécdota-.
Carlo, sobresalió a nivel nacional. Dominaba la Liga Italiana como nadie. Sus conocimientos de los equipos de primera y segunda división muy pocos los igualan. Viva la Forza Azurri.
Hasta luego al gran reportero Carlo Pini. Tenía logros para presumir. Y sin embargo siempre se manejó con cierta sencillez. Tenía su ego. No solía convivir con la mayoría de reporteros.
Debo decir que el acercamiento con Carlo, se debió en gran parte por mi esposa Nayeli a quien estimaba, desde que fueron compañeros en la Universidad Iberoamericana.
¡Por la competencia!
ruizdur@hotmail.com

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