Adrián Ruíz
Jueves de sermón. Al fiscal Gilberto Higuera Bernal, sólo le falta ponerse una sotana para ser el sacerdote que pretende. Los nulos resultados de sus “investigaciones” de los múltiples crímenes los justifica, los jueves de “confirmaciones”.
Similar a los padres que realizan el sacramento -religiones católica y cristiana- de “confirmación”. El fiscal de Puebla. Los jueves “confirma”: homicidios, feminicidios, secuestros, cuerpos descuartizados. También “confirma” que no tiene la mínima idea de los responsables. Y menos de atraparlos. No puede ir contra sus intereses.
Las “confirmaciones”, de Higuera Bernal, se dan cada ocho días en una Puebla insegura que pide a gritos salvación. El “padrecito” implora un milagro, para salir bien librado del hoyo que el mismo rascó.
Un par de “confirmaciones” realizó ayer -jueves-. La “investigación” de la muerte de un joven -viene, viene- en el enfrentamiento entre vendedores -delincuentes- declaraciones de la 28 de Octubre y policías municipales.
Y el retorno de María del Rayo Mendoza Farfán a la Fiscalía General. La exdirectora del CERESO de San Miguel, corre peligro por su proceder con los dos principales grupos delincuenciales que reinan en el penal.
Ahora requiere de protección que correrá a cargo del erario público. La salida del CERESO de parte María del Rayo, para el “padrecito” fue una etapa de aprendizaje.
Lo que no especificó el día de “confirmaciones” es que aprendió. Porque la señora fue a aprender sobre el cobro de cuotas y canonjías en el penal. Se instruyó como beneficiar a un grupo delictivo y perjudicar a otro -lo que le acarreó los problemas de amenaza que tiene-.
Como directora de la cárcel, aprendió a generar el caos que predomina en el penal. Tarde entendió que un director no debe confiar ni en su sombra en un lugar de alto riesgo. Y la lección inolvidable que recibió: en el CERESO gobiernan Seguridad y Custodia.
¡Siguen bastos!
Reporte del Informante
Poblanos timados. La temporada de los chiles en nogada, ha servido para enriquecer al sector restaurantero. Y timar a los comensales con el cuento que se trata de la receta original y los mejores. Lo único original es el costo -más de 500 pesos-.
Para que los incautos sigan pagando precios estratosféricos. Y “presuman” que comieron el platillo poblano en Casa Reyna. Deben saber el dineral que se han metido en menos de un mes.
Los “cazadores” de ingenuos: Esteban Chapital, Angélica Moreno, Rodrigo Álvarez y Jiménez y Marco de la Mora, responsables del hotel boutique-restaurante, metieron a la caja registradora la venta de 14 mil piezas en las primeras cuatro semanas de la temporada. Traducido en pesos se embolsaron una millonada.
Los incautos que han caído les dejaron una venta de más de 7 millones y medio de pesos. Sólo equivalente al costo de los chiles. Habría que sumarle bebidas, postres y estacionamiento.
Las ganancias millonarias por los abusos, permiten “comprar” a las autoridades. Ellos les dará derecho de apropiarse de la vía pública, para tener su propio estacionamiento.
Las filas decidiera para ingresar al lugar, muestran la dimensión de ingenuidad de poblanas y poblanos, para malgastar el dinero. Por el mismo estilo se “cocinan” lugares como: el Mural de los Poblanos y el Sombrero.
¡Con su pan se lo coman!
ruizdur@hotmail.com
El “Padrecito” Higuera
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