Adrián Ruíz
Elección fallida. Ningún gobierno federal o estatal, podrá decir que mexicanos y mexicanas eligieron al nuevo Poder Judicial en una fraudulenta elección. Para asegurar e imponer a los “ganadores”, resultó mayor garantía robar urnas y regresarlas llenas. Que comprar votos -hasta por mil pesos-.
El complejo sistema de elección -múltiples boletas-, con todo y acordeones no garantizaba los resultados esperados. El electorado lo haría mal. Tenían que asegurarse que la “borregada”, tachara los nombres correctos.
Entonces decidieron -como siempre-, poner en marcha el operativo : “mapache”. En Puebla fue necesario porque sólo salieron a votar amigos y familiares de candidatos. También el gobernador Alejandro Armenta a quien le urgía entregar buenas cuentas a la presidenta Claudia Sheinbaum -lo que en realidad no ocurrió. Otra vez a inflar las cifras-.
Salió más barato “pagar” para robar la elección que operar y entregar carretadas de efectivo, cuyo destino eran los electores. En un proceso electoral con absoluto desinterés para el electorado pensante.
Por desgracia debe decirse que el electorado poblano, priorizó un mínimo recurso a cambio del voto. Para estos fue relevante el proceso electoral aún cuando con todo y los acordeones el desconocimiento prevaleciera.
La promesa de recibir mil pesos por voto, la diluyeron los operadores políticos cercanos a quienes comandaron la elección. A quienes todo les salió mal fue a los líderes en municipios y juntas auxiliares.
El reclamo: desde mentadas de madre hasta el desconocimiento para un nuevo proceso electoral. Los mensajes telefónicos fueron que sólo se darían 200 pesos. Como en la capital del estado pero el engaño prevaleció. Se dijo que pagadores de la Secretaría de Finanzas, completarían el pago el lunes.
Nada más falso al gobernador Armenta, le falló el círculo más cercano es decir: el responsable de operar los recursos. Nada nuevo se trata de meter uñas y de exigir a los de abajo con promesas de “si todo sale bien tendrás un buen cargo de gobierno”.
En 10 municipios fueron totalmente rebeldes a todo mandato. Entre otros Acatlán, Izúcar de Matamoros, Libres, Teziutlán, San Martín y Tehuacán. De nuevo se presentó otra orden: “Hagan vigilancia de las casillas y entreguen boletas antes de las 16 horas. A esa hora, tendrán las boletas de regreso y obvio urnas llenas”.
Entonces fue más fácil pagar a pequeños grupos de delincuentes electorales para que fueran y marcaran boletas. La ganancia muy inmensa rascar 800 pesos por voto de millón y medio de sugragios.
El conflicto continuará para los líderes políticos en varios municipios. Se suscitarán los reclamos y descontentos. La incredulidad social crecerá y podría contener la compra-venta de conciencias en un país donde se enarbola la democracia y movilidad social para mantener el control y poder de la nación.
Por lo pronto en Puebla hay desencanto y desesperanza. Movilizar grupos para una futura elección sólo se dará si hay pago o entrega de calentadores solares, cemento, láminas o tinacos como hace algunos años.
La elección poblana se caracterizó por las ratas robándose el queso. Valiéndoles madre los compromisos de abajo. Para demostrar que cumplieron recurrieron a la delincuencia y así se embolsaron una buena lana.
¿Cuál renovación?
Reporte del Informante
Cero estrategia. Se equivoca el gobernador Alejandro Armenta, cuando expresa: “Acuso que nos ha faltado mayor estrategia de comunicación para informar”. Porque su gobierno carece de la mínima táctica. No hay estrategia. Por ello las constantes “crisis” en su naciente administración.
El gobernador y su equipo ignoran como actuar ante las equivocaciones infantiles. La más reciente: activar a todo el aparato gubernamental para “defender” a la boxeadora Gabriela “Bonita” Sánchez” por decir que de “Bonita” no tiene nada.
Garrafal error: la aludida –“Bonita”-, ni pio dijo. La respuesta equivocada del gobierno fue calificar de “cobarde” -mismo calificativo que endilgan a sus críticos- al responsable. No tienen otro calificativo.
Tan sencillo es decir que “Bonita” le puso su progenitora, por una canción que le cantaba desde que era bebé. Y el mote se hizo famoso por su actividad deportiva. Pero como secretaria del deporte es: Gabriela Sánchez Saavedra.
Defender a Gabriela Sánchez, con toda la fuerza del gobierno. No sólo es exagerado. Es ridículo. Pero la orden la da Alejandro Armenta. ¿Por qué será?. Poderosa razón tiene. Como con otras funcionarias -mujeres-.
No sería tan radical con quienes llamamos a José Luis García Parra el “Choco”. Por cierto saben porque le puso su familia así: porque de niño se parecía a Pancho Pantera -según-, imagen del Choco Milk.
¡Equivocada defensa!
ruizdur@hotmail.com
