viernes, septiembre 20, 2024
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Historia sin pierde

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Adrián Ruíz
Huerta podrida. La sucia vestimenta de funcionario honorable que viste Julio Huerta Gómez, como secretario de gobernación, ensució el recinto del Congreso del Estado con una comparecencia irreal. Si compareciera para informar sobre su labor en el gobierno, los muros del histórico edificio, se vendrían abajo por las fechorías concretadas en tres años.
Como secretario de gobernación nada se puede atribuir, porque tiene menos de un mes como tal. Por supuesto no fue al Congreso a decir que los casi 30 días los dedicó a someter a presidentes municipales y líderes de Morena, para apoyarlo en el sueño guajiro de por lo menos ser tomado en cuenta para la elección del próximo año.
Tampoco compareció para explicar cómo él y sus hermanos, familiares cercanos y amigos, están incluidos en las nóminas del presupuesto estatal. Y menos expuso a los legisladores los turbios negocios concretados en los tres más largos años de administración.
Nada de la suciedad que debajo de la impecable vestimenta lució Huerta Barbosa, salió a relucir. Nada podría empañar la comparecencia del secretario de gobernación. Y menos en plena campaña emprendida, primero para que lo conozcan más allá de Zinacatec.
La urgencia de acelerar su campaña, iniciada antes de los tiempos que la ley contempla -por supuesto disfrazada con actividades de secretario de gobernación-. Julio Huerta ya se creyó el cuento de que puede ser el bueno. Por lo menos la prensa oficialista lo eleva a alturas fuera de su alcance.
Sus limitaciones políticas, morales y sobre todo éticas, le alcanzan para seguir los pasos de su hermano Mario Roberto, impuesto por Gerónimo Barbosa como presidente municipal de Zinacatepec. El mismo que se hizo famoso al instalar una estatua del fallecido gobernador en el palacio municipal.
La ofensa -así lo tomaron los vecinos de Zinacatepec- la contestaron con el retiro del monumento mandado a hacer especialmente para Gerónimo. Luego lo puso en la entrada del Pueblo y también la quitaron los lugareños. Fue lógica la reacción, ningún mérito hizo el fallecido para merecer un honor que le quedaba demasiado grande.
Tampoco el secretario de gobernación, hizo alusión a su otro hermano Marco Antonio, quién en la sección 53 de maestros, tiene faltantes millonarios de las cuotas sindicales. O de su hermana Marina, que gracias a la Secretaría de Bienestar del Estado, satura su cuenta bancaria con depósitos millonarios.
O de su primo el arquitecto que acapara la mayoría de obras de la Secretaría de Infraestructura. Toda la familia Barbosa Huerta-Huerta Barbosa, está involucrada en la corrupción más ofensiva de los gobiernos de Puebla.
Con todos esos ingredientes podridos, todavía pretende cocinar platillos gourmet. Ni la presencia en la comparecencia de la viuda Rosario Caballero Orozco Caballero, limpió en lo mínimo el lodazal de la indumentaria de su primo político.
La viuda apareció en el escenario político como si su figura tuviera peso entre poblanas y poblanos. Alguien debería decirle a la señora con respeto que su ex pareja como gobernador de Puebla, nada bueno heredó. Y sus apariciones recuerdan a los gobernados los peores momentos de los últimos tres años.
Rosario Orozco, bien haría en dedicarse a recuperar parte de la cuantiosa herencia que dejó Gerónimo, a través de prestanombres. Y que acumuló en base a despojos -tierras principalmente- y la corrupción que practicó a lo largo de sus más de 60 años de existencia. Los prestanombres podrían quedarse con varios millones como sucedió con Rafael Moreno Valle Rosas.
Será mejor que Julio Huerta Barbosa, deje de caminar, actuar y nadar como pato, sin serlo.
¡Ni es pato, ni sabe nadar!
Reporte del Informante
Encuestas infructuosas. Las comparaciones dicen algunos nunca serán buenas. Sobre todo porque la simpatía hacía alguno inclina la balanza. Pero cuando los dos comparables son iguales, cabe calificarlos de la misma manera.
Y en el caso de Eduardo Rivera Pérez y Claudia Rivera Vivanco, quienes están siendo evaluados mediante encuestas caseras. La comparación arroja el mismo resultado: tan malo el giro como el colorado.
Los dos en sus desempeños al frente de la administración municipal, no pasan de ser otros más de los prometedores de un cambio que se eternizó en Puebla y el país. Ambos carecen de palabra. Ninguno cumplió -Eduardo desde la primera vez-.
La capital poblana está inmersa en crisis, primero en el mandato de Claudia. Y ahora en el de Eduardo. Y no podía ser de otra manera. Los dos son Rivera. Los dos carentes de vocación de servicio.
Los Rivera -Claudia y Eduardo- representan a los políticos en los que los electores no deben confiar. A este par de farsantes se les nota la ambición a kilómetros de distancia. No hacen falta encuestas para conocer la opinión que de ellos tienen los gobernados.
Ambos tuvieron como meta ser ediles municipales, para su propio provecho. La meta de los Rivera, fue y es vaciar las arcas municipales y llenar sus bolsillos.
¡Los Rivera aprovechados!
ruizdur@hotmail.com

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