viernes, septiembre 20, 2024
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Ley del Hielo

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Adrián Ruíz
Hijo de vecino. El padrinazgo de Gerónimo Barbosa a Héctor Sánchez Sánchez, se cayó intempestivamente como el árbol del centro de la ciudad. De la noche a la mañana pasó de “ahijado” favorito a funcionario en la mira. Mucha cautela deberá tener en adelante. Un paso en falso lo llevará a un camino sinuoso sin retorno.
Si alguien sabe cómo se las gasta Gerónimo en eso de utilizar al poder judicial para acumular presos políticos, es precisamente Sánchez Sánchez. Del Tribunal Superior de Justicia, salieron las órdenes de aprehensión que ordenó Barbosa.
Bajo la supervisión del presidente del TSJ se trabajaron a la velocidad del rayo. Tal vez esa sea la defensa que aún protege a Héctor Sánchez de un ataque contundente que lo ponga contra la pared. Los avisos en las mañaneras y a través de su “jauría” -incluidos los que le fingieron “amistad”-, son señales inequívocas que cayó de la “gracia”.
Atrás quedaron las posturas prepotentes del presidente del TSJ. Y más atrás el sueño de la presidencia municipal.
Lo preponderante para el leguleyo es sobrevivir a la crisis que lo agobia. Caer de la gracia del poder ejecutivo es navegar a la deriva. El frío trato que Gerónimo Barbosa le dio en el zócalo de la ciudad fue el síntoma inequívoco que todo se rompió entre el par de funcionarios corruptos.
Relegado Héctor Sánchez en la ceremonia –pasó inadvertido, escondido, con la cabeza baja-, apenas concluyó emprendió la huida. Sabe que ante el intenso fuego salido de Casa Aguayo lo más conveniente por el momento es mantener un perfil bajo. Si por error asoma la cabeza se la pueden cortar.
Gerónimo Barbosa, le aplicó la ley del hielo. Mientras a su delfín Eduardo Rivera, le asentaba con la mirada su discurso sin chiste. Fingió como sabe hacerlo. Consiente que las miradas estaban sobre ellos. Evitó se confirmara lo que es un secreto a voces: el apoyo para que el panista lo suceda en la administración estatal.
Se imponía un falso distanciamiento para no aumentar la sospecha del ”juego” que se traen los dos. Sin embargo cayeron en un error: la euforia de María Rosario Orozco Caballero, esposa de Gerónimo Barbosa. Sin contenerse expresó en el saludo a Rivera Pérez. Mostró lo que ella y el gobernador sienten por edil de la capital.
Las formas las guardo Gerónimo. Su pareja sentimental las tiro por la borda. La complicidad de los de Casa Aguayo con los del DIF Estatal y el Palacio Municipal, se puso en evidencia.
Lo que se aproxima para el 15 de Septiembre, será el vergonzoso grito de Independencia que fundirán en una sola garganta Gerónimo y Eduardo. El agua y el aceite se combinarán para dar una mezcla especial de lodo.
Mientras unos caen de la gracia de Gerónimo cómo Héctor Sánchez. Otros confían en los resquicios de un poder que cada día se hace humo como Eduardo Rivera, para soñar con una gubernatura que no alcanzará ni por equivocación.
Si, Gerónimo Barbosa es menos que nada en la esfera política nacional como para por lo menos sugerir al candidato de MORENA. Eduardo Rivera, se encuentra en el submundo del poder de las grandes ligas.
La mejor prueba de lo anterior es que fuera de la capital poblana, nadie conoce a Eduardo Rivera. Los que tienen idea de su existencia lo identifican como el “riquillo” panista.
¡Vientos huracanados!
Reporte del Informante
Encargo personal. El regreso de Rodrigo Abdala a Puebla, obedece a una decisión personal del presidente Andrés Manuel López Obrador. Le encomendó el manejo directo de los recursos -2 mil millones de pesos- de los Programas para el Bienestar en el estado, dividido en 7 regiones.
La razón principal de la encomienda a Rodrigo Abdalá es impedir bajo cualquier circunstancia que intervenga Gerónimo Barbosa. Hasta palacio nacional, llegó la fama de la voracidad, ambición y corrupción con la que se maneja el gobernador de Puebla.
Los millonarios recursos llegarán a la población abandonada por Gerónimo Barbosa. La responsabilidad integra recaerá en Rodrigo Abdalá para que no haya desviación. La estructura de funcionamiento ha sido afinada desde la presidencia de la república desde hace siete meses aproximadamente.
La mejor decisión fue excluir por completo al ambicioso gobernador. Gerónimo acostumbra cobrar “moche” por todo. En está ocasión se quedará como el “chinito” nomás “milando”.
Será otro contundente golpe a Gerónimo Barbosa, quién ya no siente lo duro si no lo tupido. Y los que restan que le asesten como costal de boxeo, serán determinantes para su irremediable caída.
A dos años de la conclusión de su mandato ha sido reducido a nada. Nadie lo respeta ya. Es el centro de las burlas de todos los sectores de la sociedad.
¡Cosechó lo que sembró!
ruizdur@hotmail.com

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