jueves, septiembre 19, 2024
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Líbranos de la FGE

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Adrián Ruíz
El peor de los males. Si por desgracia requiere de los servicios de la Fiscalía General de Justicia -FGE-, más le vale desistir. Caer en manos de la organización mafiosa que ahí impera es peor que ser víctima de la delincuencia. El peregrinar por las distintas oficinas, será eterno. Aunque sea inocente encontrarán la forma de extorsionarlo.
El fiscal Gilberto Higuera Bernal, sabe el teje y maneje de cada una de las áreas. Conoce el cobro de cuotas por el mínimo servicio que el personal está obligado a hacer gratuitamente. Los millones de pesos que “ingresan” limpios de polvo y paja -sin la menor fiscalización- se reparten en todos los niveles.
La investigación de secuestros, robos, asaltos, robo de vehículos, robo de casa habitación, narcomenudeo, amenazas y todo tipo de ilícitos tienen un costo para ser investigados por los agentes ministeriales. Si le robaron algún bien, se lo recuperan en minutos y horas cuando mucho. Siempre y cuando les llegue al precio.
La investigación de personas desaparecidas depende del tamaño del billete. Si no hay incentivos los casos son archivados. Nadie mueve un dedo para ayudar a las familias afectadas
Dos negocios que a últimas fechas incrementaron las entradas para Higuera Bernal y su banda de secuaces son: la liberación de vehículos por robo o accidente y el regreso de valores sustraídos de domicilios o automóviles.
El resguardo de autos siniestrados o robados en el camino al Batán -aún costado del CERESO de San Miguel- está lleno a su máxima capacidad de unidades de todos los modelos, marcas y colores. El deterioro que sufren a diario por la exposición a las inclemencias del tiempo, es una pérdida con cargo al propietario.
La Fiscalía se lava las manos, retrasa lo más posible la liberación aunque no haya motivo legal. La estrategia es para seguir con la extorsión a los dueños. Los “sangran” hasta sacarles el último peso posible.
Las víctimas acuden a diario de lunes a viernes a temprana hora, para escuchar otro pretexto como: “su vehículo ya puede salir. Sólo resta que firme la salida el jefe. No debe tardar en llegar”. Pasan las horas sin resultado.
Antes de retirarse del pestilente lugar escucha otra petición cínica: “venga mañana con 20 mil pesos y en el momento que los entregue le damos su coche”. El “requisito” es cumplido al otro día sin que le entreguen la unidad.
Ese es apenas el hilo más delgado de la bola de estambre putrefacto que acumula la FGE en todas y cada una de las oficinas. Los asuntos más delicados tienen tarifas inalcanzables para la mayoría de los ciudadanos y ciudadanas.
Ante tales exigencias desisten de recuperar los automotores. Sale más barato comprar otro vehículo que recuperar el decomisado por el fiscal y su banda de asaltantes con licencia. Lo que hace la autoridad judicial son atracos descarados a la luz pública y al amparo de la ley.
¿Ministeriales o atracadores?
Reporte del Informante
Uno entre mil. Un caso que desnuda la corrupción de los ministeriales y el líder de la banda Gilberto Higuera Bernal, es el que aconteció a una familia originaria de Atlixco y avecindada en Estados Unidos. Hace unos meses vinieron a su tierra natal a pasar unos días. El calvario que vivieron a manos de agentes ministeriales, les quitaron las ganas de regresar.
Para disfrutar el viaje lo hicieron en su camioneta. El trayecto fue como lo planearon en calma. El problema empezó al llegar a Atlixco. El jefe de familia y un sobrino metieron el vehículo al estacionamiento del recinto ferial del lugar.
Luego de unas horas regresaron por la camioneta para percatarse que maletas y propiedades habían desaparecido. Los encargados del estacionamiento eludieron su responsabilidad. Lo que más interesaba al sobrino era su computadora en la que tenía su tesis de titulación.
Por arte de magia apareció un individuo que les dijo que tenía la solución a su problema. Sólo era cuestión que estuvieran dispuestos a pagar el favor. Sin opción accedieron.
Hizo una llamada telefónica y en pocos minutos llegó otro individuo que dijo ser comandante ministerial. Al explicarle la situación, habló por teléfono en clave y contesto de inmediato: son 20 mil pesos, vamos por la computadora al mercado Morelos de Puebla.
Más tardaron en trasladarse al lugar que en ingresar al mercado y salir con la computadora para entregárselas. Al reclamar las maletas y el resto de las propiedades, exigió otra cantidad de dinero. Entregaron otra suma.
Del lugar salió un individuo mal encarado y les aventó las maletas abiertas. Protestaron y la respuesta fue una amenaza que los obligó a retirarse. El delincuente sentenció “traen puras porquerías que no valen nada. Si en cinco minutos no se van, les va a ir mal. Cualquiera de ustedes podría desaparecer”.
Sin pensarlo se fueron del mercado que más parece un arrabal sin ley. Es el refugio ideal para toda clase de delincuentes, dónde se comercializa toda clase de mercancía ilegal, incluidas drogas.
¡Tierra prohibida!
ruizdur@hotmail.com

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