Adrián Ruíz
Ovejas negras. Una situación que MORENA y el candidato Alejandro Armenta, deben revisar, pero sobre todo valorar son las virtuales candidaturas de los primos políticos: Rosario Orozco Caballero y Julio Huerta Gómez. Ambos personajes emanados del corrupto gobierno del muerto. Los dos enriquecidos ilícitamente. Sin el menor mérito pretenden ser legisladores federales.
Ni la viuda y menos el primo, cuentan con cuadros e infraestructura para sumar seguidores al partido guinda. Por el contrario restarán votos a la causa. Las dos cartas restarán. Son negativos en la política local. La etiqueta de familiares directos del muerto los involucra en la nauseabunda administración -por fortuna inconclusa-.
Tras perder las batallas por la gubernatura, senadurías y presidencia municipal. Los primos buscan un escaño en la Cámara Baja de San Lázaro. Al menos la viuda, tiene el valor de intentarlo por la vía del voto popular. El primo -Julio-, se agazapa y esconde en las entrañas de la orfandad para hacerlo por la vía plurinominal -dedazo pues-.
Ninguno de los dos parientes del muerto es bien visto. Ni en Tehuacán, ni en ninguno de los 217 municipios de Puebla. La viuda y el primo, fueron los principales cómplices -junto con la viuda bis, Verónica Vélez-, del putrefacto gobierno impuesto por Gerónimo.
La parentela de Zinacantepec, encabezada por Rosario y Julio, fueron beneficiarios directos de las corruptelas del muerto. Los dos amasaron millonarias fortunas. Capital que les permitió hacer campañas infructuosas y “comprar” sus candidaturas.
Como la última tablita de salvación de subsistencia política. Rosario y Julio, pretenden ser diputados federales. La viuda por el distrito de Tehuacán. Y el primo en la cuarta circunscripción por la línea plurinominal.
Ni a Rosario Orozco Caballero y menos a Julio Huerta los quieren en Tehuacán. La molestia por sus nominaciones, causó molestia entre los grupos morenistas. Los líderes del partido guinda, tampoco ven con buenos ojos a los parientes del muerto. Nadie ha acudido a hablar con ellos para definir la directriz de las elecciones.
Martín Fuentes Morales, miembro del Comité de Conciliación, ha dejado que prolifere la división y cada quien jale por su lado.
¡Costoso error!
Reporte del Informante
Balas infructuosas. Si las dos coaliciones -Juntos Seguiremos Haciendo Historia y Mejor Rumbo para Puebla-, van protagonizar guerras sucias en la búsqueda de votos. Deberán hacerlo con mejores argumentos que traer a la escritora Lydia Cacho o buscar fincar delitos por venta de candidaturas.
Los dos flancos iniciales el de Lydia Cacho de parte del PAN-PRI-PRD y PSI. Y el de grabaciones por MORENA- PT-PVEM-NUEVA ALIANZA Y Fuerza por México-. Los dos bandos se equivocan al recurrir a temas fuera de contexto.
La errónea idea de la panista -principalmente- Nadia Navarro- de intentar involucrar al candidato de MORENA, Alejandro Armenta, por el caso juzgado de Lydia Cacho. Es un equivocación infantil que salpicará a su principal aliado el PRI.
Aunque Alejandro Armenta, pertenecía al gabinete del gobernador responsable Mario Plutarco Marín Torres -preso actualmente-. Nada tuvo que ver con la aprehensión y menos con la tortura de la escritora. Su labor la desempeñó como Secretario de Desarrollo Social. Ninguna decisión asumió en el escándalo que sepultó al gobierno marinista.
Por cierto para enfocarse de lleno a la campaña por la gubernatura, Alejandro Armenta, pidió licencia -ayer- para dejar su función como Senador. Y fue aprobada por el Pleno del Senado de la República.
El contraataque de “fintar” responsabilizar a Néstor Camarillo, por la venta de la presidencia municipal de San Pedro Cholula a la actual presidenta Paola Angón. Es tan risible como verídico. Si se castigara a todos los practicantes de estos negocios turbios, líderes de partidos, diputados, senadores, gobernadores, secretarios de gobernación. Y un interminable etcétera, estarían en la cárcel.
Se engañan los contendientes de las elecciones de junio. La mayoría de los participantes que repetirán -o pretenden porque la ciudadanía tendrá la última palabra- en sus cargo, saben que hay que pagar un precio.
Cuando el PRI, era dueño de la presidencia de México, ponía gobernadores, senadores, diputados a lo largo y ancho del país. Los amigos familiares y compadres, asumieron el poder. Las facilidades les permitieron comercializar los cargos de tercer y cuarto nivel en sus estados.
El saqueo les parecía insuficiente y comercializaron la venta de candidaturas. El éxito económico, los llevó a “instituir” desde entonces el negocio. Ahora mismo se cocinan en las dos coaliciones designaciones locales. La oferta está en el escaparate. Y aunque no se crea, hay compradores y de sobra.
¡Sobran compradores!
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