jueves, noviembre 21, 2024
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Problema millonario

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Adrián Ruíz
Se busca escondite. Un gran problema tienen la viuda Rosario Orozco Caballero y los hermanos Huerta Gómez -primos del muerto-. No encuentran la manera de ocultar los millones de pesos en efectivo que tienen en sus domicilios y propiedades.
El millonario capital, sustraído de las arcas del erario público por el muerto. Lo amasó en efectivo. Nunca le gustó depositarlo en bancos. Lo mantuvo en sus domicilios de la ciudad y estado de México -Coyoacán-, Tehuacán, Puebla y Zinacatapec, principalmente.
El muerto prefería tener efectivo para adquirir propiedades en cualquier momento. La cantidad de recursos ilícitos que se adjudicó, es de tal dimensión que resulta imposible ocultar para la viuda y los primos.
Las dos familias, sostienen una pugna por parte de la fortuna que el muerto no especificó para quien es. Algunas propiedades que adquirió a nombre de los Huerta Gómez, las reclama la viuda.
Lo mismo que efectivo que les dio a guardar el muerto. La ruptura de la viuda y sus hijos con los Huerta Gómez, se originó por la fortuna robada por el muerto.
El Temor de las dos partes es que a las autoridades se les ocurra seguir la pista del dinero faltante en la administración de Gerónimo Barbosa. Las fallidas inversiones en Accendo y Fóndica, por 600 millones y mil 200 millones de pesos, son risibles comparadas con lo que robó el muerto.
Bastaría un cateo en las propiedades del muerto -ahora de la viuda y los primos-, para asegurar millones de pesos en efectivo. A pesar que los cómplices del hurto, han adquirido bienes inmuebles a granel. El efectivo sigue siendo un gran problema para esconderlo.
Presas de la avaricia no confían en mecanismos de monetización y ocultamiento de efectivo que les han ofertado. Siguen el ejemplo del muerto: no pagaran porque alguien jinetee su fortuna.
La viuda y Julio Huerta, buscaron por todos los medios protegerse con fuero, para evitar investigaciones en su contra. La primera reclama su porcentaje de los negocios que dejó inconclusos el muerto. El segundo y sus fraternos para protegerse.
Las malas noticias para los depredadores del gobierno, podrían llegar de un momento a otro. La viuda activó la dinamita, sin medir que la explosión la alcanzará hasta Tehuacán.
¡Avaricia delatora!
Reporte del Informante
Herencia podrida. En San Andrés Cholula, no paran de brincar el matrimonio de Edmundo Tlatehui -edil saliente- y su esposa Guadalupe Cuautle -presidenta entrante-. Y no es para menos. La herencia del poder maquillará el lodazal que impera en el municipio.
La corrupción a la alta escuela practicada por Edmundo Tlatehui, quedará oculta como lo estuvo por décadas la pirámide más grande del mundo. Guadalupe Cuautle, se encargará de tapar todos los socavones que abrió su marido.
No podría delatar nada. Cómo hacerlo si los recursos monetarios, materiales y humanos para su campaña a la presidencia municipal, salieron de las arcas de la presidencia municipal.
De tal forma que San Andrés, se seguirá rigiendo bajo el mismo esquema que hasta ahora. Guadalupe Cuautle, conoce el camino. Además de que adquirió los mismo compromisos que su pareja sentimental.
El saqueó será mayor porque Edmundo Tlatehui, cree tener derecho a asumir la dirigencia estatal del PAN. Sólo porque compró la presidencia para su esposa con los colores panistas.
El matrimonio empezó a comprar conciencias en las filas blanquiazules -en Cholula-, para que le den el voto de confianza al todavía edil. La inversión de nada le servirá no tiene los tamaños de dirigir a un partido -PAN- en desgracia.
Edmundo Tlatehui, tiene las mismas posibilidades que el “toluqueño” -Eduardo Rivera-, de asumir la dirigencia nacional del PAN. El ridículo en las recientes elecciones para la gubernatura de Puebla, lo colocaron en la escala de menos cero.
Antes que el edil Cholulteca, pudiera ser el presidente de los panistas en el estado. La estafeta se la darían al toluqueño o a Mario Riestra -otro perdedor-. Ninguno de los tres sacarán al “buey de la barranca”.
Para ello se requiere un político con liderazgo. Alguien que tenga suficiente oxígeno para revivir a un moribundo. El último que lo consiguió a pesar de los pesares se llamó: Rafael y se apellidó Moreno Valle Rosas.
¡Municipio hundido!
ruizdur@hotmail.com

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