Adrián Ruíz
Obra inconclusa. La puesta en marcha de la Central Camionera del Sur, sin duda será benéfica para los habitantes de ese sector. La obra debe verse bajo dos ópticas: la benéfica y la riesgosa.
Entre los pros destacan: operarán 10 líneas de autobuses, para transportar a 100 mil usuarios por mes. Conectarán a ocho destinos a través de 150 corridas diarias.
La inversión -privada- de más de 170 millones de pesos de parte de empresarios locales. Abre otra alternativa de viajar a otros estados del país y municipio de Puebla. Sin tener que acudir a la Central del Norte.
Uno de los beneficios importantes es el ahorro de tiempo y dinero. Viajar desde la CAPU del Norte. Implica pago de transporte local y perder 2 horas de tiempo.
La nueva Central del Sur, generará empleos directos e indirectos que redundarán en la economía de Puebla. Los empresarios involucrados en la construcción. Tuvieron visión para detonar una zona que está en constante crecimiento.
Sin duda son puntos a favor de un proyecto que es necesario para el mejoramiento del transporte poblano. Las fallas salieron a relucir el mismo día -ayer domingo- de la inauguración de parte del gobernador Sergio Salomón.
Si bien el mandatario aseguró que el gobierno estatal, no invirtió un peso en la obra. La extensión de 62 mil 191 metros cuadrados de terreno la aportó el gobierno. Lo que representan varios millones de pesos.
Los contras que existen y tienen solución en la Central Camionera del Sur, son: la obra es una renovación de la terminal de la extinta línea Troncal de transporte público local mismo modelo y estructura-. Sólo pavimentaron los alrededores -no todos- e hicieron una fachada llamativa. A 6 metros del acceso de autobuses y del estacionamiento -inconcluso -por la 11 sur-.
La calle Benito Juárez -sin pavimentar- es intransitable para peatones y vehículos. El lodo acumulado por las lluvias de los últimos días, alcanza un grosor de 30 centímetros. Por cierto vecinos del lugar, pidieron al gobernador que pavimenten la calle. De poco servirá porque las siguientes avenidas están en las mismas condiciones.
Lo que no vislumbraron o no les importó a los constructores son: la seguridad y movilidad. En el primer renglón la Central Camionera, se encuentra enclavada en el “corazón” de Agua Santa, una de las zonas más peligrosas y de mayor incidencia delictiva de la capital poblana. Y ahí ubicaron la entrada principal.
Los viajeros no podrán evitar caminar o conducir por un tramo de 300 metros de la vía de acceso a Agua Santa. Las llegadas y salidas nocturnas, serán de alto riesgo.
Las dos casetas de vigilancia custodiadas por policías auxiliares -cuatro elementos en cada una-. Serán insuficientes para garantizar seguridad a los viajeros. Las bandas delictivas de Agua Santa y San Bartolo, son de alta peligrosidad.
La movilidad será un problema mayúsculo. La llegada de las unidades sobre la 11 sur y la 117 poniente, con sólo un carril -de tres existentes-, para circular aumentará el “cuello” de botella que a diario se suscita.
Para ingresar no hay manera de dar vuelta a la izquierda hasta después de 300 metros. Justo en la calle 121 poniente, lugar dónde se localiza la terminal de autobuses de la RUTA2. Que por cierto a diario viola la circulación y da vuelta a la izquierda, sin que la circulación lo permita.
La movilidad sobre dos carriles -el tercero lo usa la RUTA2-, se complicará más de lo acostumbrado. El ingreso que harán los autobuses para llegar a la Central Camionera, por el Periférico Ecológico del poniente, es de dos reducidos carriles. La vía es interrumpida por el puente elevado.
Este gran problema es uno de los que no tienen solución. La obra como se acostumbraba en el pasado, fue inaugurada sin concluirla. Y de acuerdo con los planes, a partir de hoy -lunes- empezarán las corridas. Ojalá y no suceda porque la Central Camionera del Sur, se asemeja más a una estación camionera de paso -existentes aún en pueblos y rancherías-.
¡Fiesta a medias!
Reporte del Informante
Subirse al barco. Lo más fácil cuando alguien consigue un logro destacado en cualquier ámbito, es subirse al barco del triunfo. Lo imperdonable es hacerlo sin contribuir al éxito en lo mínimo. Eso ocurre con la atleta de canotaje Sofía Reinoso -poblana de nacimiento. Pero veracruzana de formación deportiva-. Sin el menor apoyo consiguió su boleto a los Juegos Olímpicos de Francia.
Ahora todos se suben al barco de la victoria. Hasta el oportunista José Luis Sánchez Solá, el Chelis, que no tiene idea de lo que es el deporte. Y menos el amateur. Conoce -a medias- el fútbol profesional. Ese es su limitada visión de lo que engloba la actividad atlética en general, opina sobre la deportista formada en Tlapacoyan, Veracruz.
Sabrá el Chelis y todos los que abordaron el barco, que la joven -28 años-, entrena por cuenta propia y apoyo -único- de sus padres y familia en las corrientes turbulentas del río Filobobos, que atraviesa Tlapacoyan.
La historia es de esfuerzo individual familiar. En Puebla nadie creyó en ella. Por eso emigró a Tlapacoyan. En el triunfo todos se ponen el traje. Cuando de apoyar se trata, cierran las puertas.
¡Triunfo personal!
ruizdur@hotmail.com
