Adrián Ruíz
De manos largas. Decir que en el gobierno de Alejandro Armenta, se acabaron los “moche” la “milpa” el “diezmo” -que hace tiempo se convirtió en el 16%-, es tanto o más que pedir peras al olmo. No existe político honesto. Todos usan el poder para incrementar sus fortunas.
La mascarada que se ponen es la de la hipocresía. Sus credenciales de presentación, tienen la imagen de la falsedad. Arrastran un pasado que no se borra, sólo por cambiar de partido y falsa ideología.
Cómo creer que alguien como Samuel Aguilar Pala -secretario de gobernación-, que a lo largo de su labor en la administración ha vivido de la “milpa”, “diezmo” y “moches”, sin un cargo tan importante como el actual. Dejará pasar la oportunidad de seguir por el mismo rumbo 5 años y medio -lo que resta de administración-.
Sobre todo porque pertenece a una especie en proliferación -grupo armentista-. Cómo enterrar los bisnes con constructoras a través de la subdirección del Instituto Poblano de la Vivienda. Cargo que le dio el entonces director Oscar Aguilar, quién cometió el grave error de confiar en él.
Sobre todo después de decidir ir a la campaña para la gubernatura de Melquiades Morales Flores. El error mayor de Oscar Aguilar, fue dejar la dirección en manos de Samuel Aguilar.
Para entrarle de lleno a los negocios, abrió varias empresas de la construcción -nos dicen fuentes confiables que aún las tiene-. Exprimió al máximo la dirección de la Vivienda.
Su posición le permitió hacer migas con los “compadritos” Alejandro Armenta y Javier López Zavala. Para esos momentos los “compadres”, gozaban de las mieles del poder “precioso” -Mario Plutarco Marín Torres-.
Alejandro como secretario de la Sedeso -puesto heredado por su compadre para que le cubriera las espaldas-. Y Javier como secretario de gobernación -desde entonces designado a la candidatura-.
El ahora secretario de gobernación, fue a ponerse de tapete de los compadres. Les sirvió de espía. Los tenía al tanto de lo que hacía Rafael Moreno Valle. Intentaron por todos los medios impedir que fuera gobernador.
Como recompensa Alejandro Armenta, lo mandó como subdelegado de la Sedesol a Oaxaca. De dónde salió huyendo por las múltiples tranzas que hizo.
Descubrieron que el “honesto” funcionario, mandaba a su gente con los presidentes municipales para que le dieran obras a las constructoras de su propiedad. Así trabaja el secretario de gobernación. Ahora como segundo servidor público más importante en el organigrama gubernamental poblano. Tendrá manga ancha para despacharse a placer.
Samuel Aguilar Pala, pertenece al grupo de Alejandro Armenta, que sin reparo alguno expresan fuerte y despacio: “no pedí que me dieran, pedía que me pusieran dónde hay”. Y en el gobierno armentista hay a manos llenas.
Aguilar Pala, aprovecha se cercanía con Alejandro Armenta, para encarar al resto del gabinete. Incluido “El Choco” José Luis García Parra -jefe de gabinete-, quién está concentrado en concretar sus propios negocios.
¡El pasado los acecha!
Reporte de Informante
Última hora. Al cierre de La Entrega, la Fiscalía General del Estado, acudió a catear la casa de la 10 sur -Anzures-, dónde supuestamente se localiza la Notaría número 35. En ese domicilio opera el licenciado Manuel “N”.
La Notaría 35 perteneciente a Ernesto Zambrano Ramos, se localizaba en la 16 de septiembre y 37 poniente. El 14 de octubre de 2020, la Consejería Jurídica determinó revocarle la patente.
Fue el gobierno del muerto por venganza contra Rafael Moreno Valle, quién le otorgó la patente el 19 de enero de 2017. Después de años de litigio Zambrano Ramos , ganó el amparo y le regresaron la Notaría Pública número 35.
Por alguna razón la Fiscalía General del Estado, acudió la noche del miércoles a catear la casa de la colonia Anzures. Ninguna información oficial dieron las autoridades judiciales.
Tampoco los motivos del cateo. Por supuesto menos sobre las posibles detenciones y los cargos. La zona vio interrumpida la tranquilidad que suele predominar, justo atrás de Plaza Dorada.
¡Sorpresivo cateo!
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