Adrián Ruíz
Clases de sencillez. El tiempo de las mujeres es una realidad. El reconocimiento constitucional a Claudia Sheinbaum Pardo, como presidenta de México. Afianza la postura del sector femenino en el desarrollo de la historia futura. En un país cien por ciento machista.
La señora presidenta al mismo tiempo de empoderar a la mujer. Les dio una lección de como lucir elegante y distinguida. Les enseñó que no es necesario colgarse joyas. Vestir pieles.
La muestra de sencillez para las mujeres que gustan de practicarse operaciones estéticas en cuerpo y rostro, que las deforman. La presidenta lució con maquillaje discreto. Sin pestañas postizas. Sin pintura de labios. Sin uñas largas y embarradas de barniz.
Simplemente al natural, con un peinado que no necesitó de estética o peinadoras profesionales. La vestimenta acordé a su edad -61 años-. Sin la menor vanidad Doña Claudia Sheinbaum, lució sus arrugas -propias de las seis décadas de vida-, en el contorno de los ojos.
La imagen de sencillez proyectada a mujeres y las más de 30 millones de personas que votaron por ella. Es la que Claudia Sheinbaum, quiere que se grabe en la mente de mexicanas y mexicanos. En principio lo consiguió. Nadie en el Congreso ni el zócalo de la capital mexicana, percibió otra cosa.
Las expectativas de gobierno para la primera mujer presidenta, son altas. El mensaje en la toma de posesión de Claudia Sheinbaum, fue claro y contundente. Sobre todo el tercer punto de los 10 en los que resumió el humanismo mexicano y la Cuarta Transformación.
Para Claudia Sheinbaum y López Obrador, está clara la ideología. Funcionarios y gobernadores, no la tienen clara. Seis años fueron insuficientes para erradicar la corrupción. Y otros seis, tampoco alcanzarán. Es la eterna cultura de los que llegan al poder.
El tercer punto tal vez sea el más importante. Pero al más difícil de practicarlo. La presidenta de México, aseguró: los y las gobernantes debemos ser HONRADOS, HONESTOS. El uso de las estructuras de gobierno para el beneficio personal o de un grupo, ensucia el servicio público.
La presidenta insistió: la corrupción debe combatirse por ética y por principios. En pocas palabras, la honestidad da resultados. Lo mejor lo soltó sin reservas: “LA AUTORIDAD MORAL ES LO MAS IMPORTANTE Y ESA NO SE COMPRA EN LA ESQUINA, SE CONSTRUYE CON UNA SOLA MISTICA, LA DE LUCHAR CON HONRADEZ, TODOS LOS DIAS.
La pedrada fue directa a la cara de gobernantes, servidores públicos, medios de comunicación -los de Puebla por partida doble, desconocen lo que es la moral- y empresarios.
¡Ahí les hablan!
Reporte del Informante
Adiós nostálgico. Se puede estar de acuerdo o no con el gobierno de Andrés Manuel López Obrador. Los seguidores sostendrán que ha sido el mejor presidente de la historia. Los detractores que ha sido el peor. Los imparciales -La Entrega-, que no fue mejor, ni peor, sino igual.
Aunque lo cierto es que marcó un antes y un después. Las intenciones externas que favoreció a millones de pobres, es cierta. Como cierta fue su necedad de culpar a pasadas administraciones del rezago social y económico del país.
Si bien es cierto, también lo tomó como bandera para escudarse de los errores cometidos. Nunca aceptó que es humano y como tal es susceptible de caer en yerros.
Sería más convincente trabajar como lo hizo. Que responsabilizar de la desgracia de México a mandatarios anteriores -principalmente a los panistas Calderón y Fox, en su corazón aún late el verde, blanco y rojo del PRI de dónde surgió-.
López Obrador, ni es el salvador de México. Ni tampoco es el enterrador del país. En un balance de su gobierno, quedan grabadas más acciones positivas que negativas.
El renglón de la corrupción es debatible. Sólo él sabe si la practicó o no. Siempre presumió que es honrado y honesto. Si Claudia Sheinbaum, lo protege no saldrá a la luz pública en el futuro inmediato -es lo más seguro-.
Existen sospechas de algunas acciones que a él y su familia lo involucran. Pero es más fuerte la aceptación de la gente como para encontrarlo responsable.
López Obrador no puede responder por los integrantes del gabinete de su gobierno. Tampoco por los gobernadores de MORENA. El ejemplo claro de grotesca corrupción fue: el muerto -Gerónimo Barbosa-. Al que sostuvo en el gobierno de Puebla, a pesar de conocer el saqueó millonario que hizo al erario público.
La inapelable verdad es que López Obrador, dejó la silla presidencial con reconocimiento de propios y extraños. Los mexicanos le externaron su cariño. Si porque al ahora expresidente lo sigue queriendo la gente.
¡Cariño sincero!
ruizdur@hotmail.com
Señora Presidenta
RELATED ARTICLES