Adrián Ruíz
Asiduos viciosos. Entre kilos de polvo blanco se selló una nueva sociedad. Los dos socios tienen gustos similares. Se familiarizan con las partículas albas. El “inhalador” Jorge Estefan Chidiac y el “repartidor” Pepe Layón, sellaron un pacto húmedo para cristalizar el “viaje” del primero a la cúspide de la política poblana -sueño eterno-.
El “inhalador priista, endulza el oído del petista Gerónimo Barbosa. Lo halaga cómo le gusta al mandatario de Zinacatepec: “señor se las sabe de todas todas”. “Su infinita experiencia ¿? En el arte de la política trasciende en todo el país”.
Sabedor de los complejos de Gerónimo, lo lleva al éxtasis que experimenta con su incurable adicción. “Sin duda ha tomado decisiones trascendentales para el estado de Puebla. Pasará a la historia como uno de los mejores gobernadores que hemos tenido”.
Las falsas adulaciones consiguen su objetivo. La autoestima de Gerónimo, se va al infinito y más allá. Consigue “viajar” de forma similar al “inhalador” el efecto le dura varios días. Hasta que las encuestas y el gobierno federal lo regresan sin escalas a su cruel realidad.
Es el segundo gobernador menos aceptado del país. Y el más odiado de los todos los gobernadores de Puebla. Vivir con millones de maldiciones a cuestas, no es cosa sencilla. Y menos para un individuo “mocho” ferviente creyente del catolicismo.
A diario -de lunes a viernes- sumido en la silla de las “mañaneras- se da golpes de pecho ante la figura del Arcángel Gabriel, apostada sobre el escritorio. Y al mismo tiempo vociferara y arremete contra sus semejantes.
Entonces llegan los días ácidos. La emprende contra quienes le aconsejan, sujetos como el “inhalador”, “borrachín” y la pléyade de sanguijuelas que lo rodean. Los niveles de glucosa, suben de manera alarmante en su descompuesto organismo. La imperiosa necesidad de viajar a Houston, Texas para un lavado de sangre es: URGENTE.
Mientras los demonios de Gerónimo Barbosa, andan sueltos. El “inhalador” vuelve a la carga con los “dulces” halagos. La nueva misión es encontrar el momento preciso para que reciba a Pepe Layón. Y así cumplir con el acercamiento que le prometió a la cabeza de una banda muy peligrosa.
Pepe Layón, se perfila como el principal financiero monetario del “inhalador” para impulsarlo en su sueño guajiro. Pretende ser presidente municipal o gobernador del estado. Pidió a cambio: fortalecer sus relaciones con Gerónimo Barbosa.
Mientras convencen a Gerónimo Barbosa. Aprovechan el tiempo y su estrecha relación para “polvearse” la nariz. Las circunstancias lo ameritan.
¡Polvo eres!
Reporte del Informante Jauría suelta. A temprana hora -desde la mañanera y luego en la ceremonia del aniversario de la Consumación de la Independencia de México– el “chupitos” serrano, por instrucciones precisas de Gerónimo Barbosa, instruyó al reportero Cirilo Calderón, para atacar directamente a Héctor Sánchez Sánchez, presidente del TSJ. La faena que les hizo en la dolosa entrevista. Los dejó con las ganas de hacerlo tropezar.
Cómo el cobarde y rastrero que es el Judas Etílez, Mario Alberto Mejía, le ordenó al reportero -protegido de Eukid Castañón-, preguntar a Héctor: ¿Contempla renunciar a la presidencia?. La respuesta no fue la que esperaban Gerónimo y el “borrachín. Porque simplemente lo ignoró. No hubo respuesta. Lo bateó. No lo escuchó. Nada contestó.
La “cachetada” con guante blanco, fue más allá de un simple silencio. Fue el mensaje de sentencia al “chupitos” serrano. Sin argumentos y datos duros para elaborar la nota “amarillista” que querían. Se limitaron a escupir que Héctor, evadió contestar sobre el tema.
Seguro en los momentos que escuchó la mal intencionada pregunta. Por la mente de Héctor Sánchez, cruzaron momentos del pasado reciente. Esos momentos en que el “borrachín” en complicidad con Ernesto Echeguren, envolvieron al presidente de TSJ, para sacarle cuantiosos recursos.
La esencia de Judas, no puede ocultarla. Siempre actúa de la misma manera. Es de los que muerden la mano de quién le da de comer. En su momento elevó al máximo a Héctor Sánchez. Ahora lo exhibe y ataca a escondidas. Es incapaz de dar la cara. La hipocresía es un distintivo que lo diferencia del título de periodista. El “borrachín” es un mercenario del periodismo.
Ahora se sumó a la tribu de Zinacatepec. Y al grupo de los “polvorientos”. Mañana, ofrecerá sus servicios al mejor postor. Esa clase de individuos denigran al periodismo.
No es de extrañarse. Es el estilo que maneja el “borrachín”. Nunca entendió que el destilado de yolixpa, que ingería en la Sierra Norte -Huauchinango- mató la mayor parte de sus neuronas. La combinación con vinos selectos -de gorrón en la capital-, acabó por perjudicar su escasa materia gris.
No a todos les sientan bien las uvas de calidad. Y menos a los acostumbrados a los destilados de yerbas. ¿O sí?
¡A la salud del “borrachín”!
ruizdur@hotmail.com
Sociedad gangsteril
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