Adrián Ruíz
Ingenuo charlatán. Una estrategia fallida inició Julio Huerta Gómez -primo del muerto-, para la búsqueda de la gubernatura en 2030 -según él o antes si es posible. El próximo diputado local plurinominal, tiene en su mente que puede ser gobernador de Puebla.
Al mismo tiempo de pasearse por el interior del estado. Presume contar con relaciones en la política nacional e internacional. Como su reciente visita a Países Bajos -antes Holanda- a invitación del embajador en México, Wilfredo Mhor.
La fijación en algo -gubernatura- que alcanzó a acariciar por las circunstancias favorables de ser el primo del peor gobernador en la historia de Puebla. Además gracias al vergonzoso nepotismo en la administración de Gerónimo Barbosa.
La muerte de Gerónimo, puso en la antesala de Casa Aguayo al funesto primo. Como secretario de Gobernación, junto con el actual mandatario Sergio Salomón, eran los más viables. Al final en México, aceptaron que el afortunado fuera el oriundo de Tepeaca. Y no el de Zinacatepec.
La decisión la asumió como una afrenta. Julio Huerta, no ha superado el descalabro. Rompió con los que le ganaron la partida -Sergio Salomón y la viuda, principalmente-. Alcanzó como “liquidación” por su corrupto desempeño en Gobernación: una diputación local.
Desde el Congreso del Estado, piensa que alcanzará el gobierno poblano. Aconsejado por el alcohol. En las tertulias que gusta celebrar con gente que le sigue la corriente. Sin inhibiciones dónde aflora su otro “yo” -tan desagradable como el normal-, que con esfuerzo ocultó como funcionario -pero que es un secreto a voces-, se desata.
En una reciente reunión con allegados, soltó: ya saben que en Puebla, los gobernadores no terminan su sexenio. Desde el Congreso se puede llegar. Sino pregunten a Sergio Salomón, al maestro Pacheco Pulido y a Tony Gali.
El aprendiz de político, cree que el gobernador electo Alejandro Armenta, igual que Martha Erika -primera mujer gobernadora- y el muerto, no finalizará su mandato. Desde ahora afila sus garras como ave de rapiña.
La frustración después de “colaborar” -supuestamente- en la campaña con la presidenta electa Claudia Sheinbaum. Y ser desechado lo hace volar más alto de los que sus incipientes alas se lo permiten.
Por desgracia para Julio Huerta como político. Tiene más defectos que virtudes. Sus limitaciones afloran irremediablemente. Llegó a la titularidad de Gobernación, sólo por ser primo hermano del muerto. De otra manera seguiría como un habitante más de Zinacatepec, sin la menor posibilidad de escalar en la política aldeana.
De poco le sirve presumir relaciones con gente de México. Sin embargo se alista para organizar un contingente de apoyo a Luisa María Alcalde Luján, para la presidencia nacional de MORENA. Le vendieron la idea que con la salida de López Obrador de la presidencia, le otorgaran el poder sobre el partido guinda en Puebla.
Merece que le saquen algo del capital mal habido en el gobierno del muerto. Sólo los invidentes no verían que Julio Huerta, no existe como político. Lo poco que fue. Se quedó en el pasado.
La diputación local le servirá como protección para no ser juzgado. Nada más. Parte del botín ilícito que se adjudicó, lo empezó a devolver con el pago de la engañosa promoción a su deteriorada imagen.
¡Devolución del botín!
Reporte del Informante
Reto frontal. La burla del crimen organizado a las autoridades policiacas y Fiscalía General del Estado, subió al nivel de la sumisión. La exhibición de superioridad de los criminales, no deja dudas. Hace tiempo tienen de rodillas a los cuerpos policiacos y por supuesto a la ciudadanía.
Quemar un vehículo a unos metros de las instalaciones de la Secretaría de Seguridad. Y además dejar una hielera con restos humanos con un narco mensaje. Se interpreta como: somos intocables.
La mofa del hampa a las instituciones impartidoras de justicia, sobrepasa lo límites de lo tolerable. Pero lo peor es la postura de siempre del fiscal Gilberto Higuera Bernal: “estamos investigando -como siempre-, pronto habrá resultados”.
Al parecer los restos son de César Eduardo Garrido Celaya, joven de 24 años, levantado por un grupo armado, afuera del restaurante Mochomos del centro comercial Solesta en Angelópolis. Empresario de Coatzacoalcos Veracruz, dedicado a la compra venta de tractocamiones y autopartes mecánicas.
¡Ley de la selva!
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