Adrián Ruíz
Careta conocida. El secretario de Movilidad y Transporte, Omar Álvarez Arronte en contubernio con concesionarios y transportistas, prestan uno de los servicios más deficientes e inseguros del país. La llegada de Omar a la secretaría ha servido para dos cosas: la primera incrementar la corrupción. Y la segunda obstaculizar la modernización del transporte público.
A nadie debe extrañar que desde sus inicios en la administración pública -1984-, se moldeó como el clásico funcionario priista: corrupto de pies a cabeza. La titularidad en Movilidad y Transporte, será una calca de sus pasos por Obras Públicas del gobierno del estado, tesorero del ayuntamiento con Guillermo Pacheco Pulido como edil y de la dirección del Colegio de Bachilleres -por mencionar algunos cargos-.
En todos y cada uno ha dejado la huella imborrable del “saqueo”. Es su especialidad. Por algo el muerto que dominaba la práctica de la corrupción, lo corrió de la Secretaría de Seguridad Pública, con unas semanas de laborar.
Sus padrinos -Pacheco Pensado- pidieron al desaparecido la dirección de la policía estatal para Omar Álvarez. El muerto lo puso a prueba sin el nombramiento oficial. Pronto se percató como se las gasta y optó por deshacerse de él, antes que le comiera el mandado.
Sin defensa sus “padrinos” nada pudieron hacer. Regresó a la banca. El poder de los Pacheco Pensado, lo volvieron a colocar en la palestra del gobierno. Lo colocaron en una de las dependencias más fructíferas: Movilidad y Transporte.
Con bombos y platillos se anunció el nombramiento de Álvarez Arronte. Sin empacho prometió lo que lejos estaba de cumplir: la modernización y regularización del transporte. Amagó con el pase de revista a las casi 15 mil unidades. Fue flor de un día.
La cacareada revista duró lo que tardó en llegar el “primer cañonazo” en efectivo. Se esfumó en unos días. El transporte sigue pésimo. Los concesionarios siguen cooperando. El secretario sigue recibiendo las espléndidas dádivas. Y los usuarios siguen padeciendo de un servicio de tercera.
Y como ni concesionarios ni Omar Álvarez, tienen llenadero. Orquestan un aumento al pasaje. El costo elevado de 8.50 pesos, por el deficiente servicio podría incrementarse otros dos pesos.
Los “pandilleros” que manejan el transporte en Puebla, pretenden dar otro golpe al bolsillo de poblanas y poblanos. Con un servicio deplorable y costoso. En ciudades turísticas como Cancún y Acapulco el costo es de 10 a 12 pesos.
Con la “pequeña” diferencia que son unidades de modelos recientes -2 o 3 años de antigüedad-. Se trata de autobuses equipados con cámaras de seguridad. Cuentan con aire acondicionado. Y se prohíbe el sobrecupo.
En Puebla camiones, microbuses y combis, circulan a toda velocidad con pasajeros en los estribos. Las supuestas cámaras de vigilancia brillan por su ausencia – sólo 400 de las casi 15 mil unidades tienen. La mayoría no funcionan-.
Omar Álvarez, anda perdido en la urgencia del mejoramiento del transporte. En contraste anda activo en lo único que le interesa: incrementar el capital de sus cuentas bancarias.
En su “pobre” intervención -un minuto- en relación a la movilización de pobladores aledaños al volcán Popocatépetl, por una posible emergencia, reveló que existen suficientes unidades para la movilización de aproximadamente 40 mil personas. Lo que ni por equivocación dijo es que se trata de automotores en precarias condiciones, que no ofrecen ninguna seguridad.
Y que bajo su responsabilidad circulan como “muertes” rodantes. Ojalá no sea necesaria la utilización del transporte público ilegal que autoriza el secretario de Movilidad y Transporte.
¡Secretario irresponsable!
Reporte del Informante
Corregir la plana. Tuvo que intervenir el gobierno federal para que la intensa actividad del Popocatépetl, fuera valorada en su real dimensión en Puebla. La constante caída de ceniza amenaza la salud de poblanas y poblanos. Hasta que Laura Velázquez Alzúa, coordinadora Nacional de Protección Civil, anunció el cambió del semáforo a Amarillo tercera fase, se asumió la suspensión de clases presenciales en 40 municipios.
La información de las autoridades locales en relación al comportamiento del coloso, genera más incertidumbre que certeza de seguridad. Los secretarios de estado en sus respectivas intervenciones nada dijeron. La improvisación sembró dudas.
El representante de la Guardia Nacional, dijo que se cuenta con 6 vehículos de 6.5 ¿?. Sólo él sabe a qué se refirió con 6.5 ¿Toneladas de carga? ¿Metros cuadrados de capacidad o litros de agua para el camino?.
La secretaria de Finanzas María Teresa Castro Corro, informó que existe un bolsa monetaria para desastres. Faltaba más, si dispuso con el muerto de 600 millones de pesos para perderlos en una inversión bancaria. Porqué no podría gastar en algo necesario.
Julio Huerta, secretario de Gobernación, contrariado por la urgencia de retornar de su natal Zinacatepec, para atender su trabajo como responsable de la política interna del estado. Calló en el informe que encabezó el gobernador.
Carecía de argumentos, pero sobre todo de conocimiento pleno de la situación real de la actividad volcánica. En aras de lucimiento personal, se adelantó vía redes sociales a decir que la alerta volcánica estaba en amarillo fase 2.
Cuando con anticipación la Coordinadora Nacional de Protección Civil, ya había informado que se había pasado a la fase amarilla fase 3. Y con posibilidades de rojo fase 1.
Así están los secretarios de estado del gobierno poblano. Lo salvable es que el gobernador Sergio Salomón, está sano y acude personalmente a supervisar los lugares de la emergencia. Este día regresará a recorrer las comunidades y caminos de las rutas de evacuación.
Sin duda es una ventaja que el mandatario este en plenitud de facultades físicas y mentales que le permiten desplazarse. Contrario al muerto, que gobernó de “oídas” -chismes- de sus cercanos por su condición de inválido.
¡Campaña interrumpida!
ruizdur@hotmail.com
