Adrián Ruíz
Con más pena. La infelicidad en Puebla, llegó hace tres años. Para que un estado sea infeliz. Debe ser gobernado por un infeliz. No existe otra manera. Eso ocurrió a poblanas y poblanos a partir del momento que llevaron a la gubernatura a Gerónimo Barbosa. La felicidad en un gobernante traumado e incapacitado no es posible.
Nadie puede ser feliz postrado en una silla. Nadie puede alcanzar la felicidad con un poco de poder -gobernador-, vastos recursos económicos -producto de la corrupción. Y carente de lo más valioso que puede tener el ser humano: salud. Cuándo las capacidades diferentes se apoderan de los físicos, la vida desciende al escalón de dependencia.
Los últimos tres años de gobierno en Puebla, se pueden mirar bajo dos ópticas. La del gobernador Gerónimo Barbosa -deteriorada visión- y sus porristas. Y la imparcial de la ciudadanía. El estado maravilloso e inexistente. Y el cruel y real de pobreza, inseguridad y abandono total.
Nada para presumir en la peor administración estatal de la historia. Gerónimo Barbosa se propuso hundir a Puebla. Y lo consiguió en tiempo récord -desde el inicio de su administración-.
Han sido tres largos años de viacrucis. Escudado en una pandemia -de la que se burló de la manera más grotesca, a pesar de que le costó la vida a su cuñada-. Han sido derrochados 3 años de presupuesto de más de 90 mil millones de pesos cada año.
¿Puede presumir gobernar sumido en una silla a partir de las 9 horas?. ¿Puede presumir exhibirse de lunes a viernes en sus conferencias de prensa desgastadas?. ¿Puede presumir un formato aburrido y desgastado dónde las preguntas a modo -basadas en las noticias que publican los medios comprados- de los reporteros a los que les dan voz le hacen con la mayor de las zalamerías?.
Por supuesto que nada tiene para presumir en tres años de inutilidad.
El festejo de los tres años de gobierno debe incluir: la repartición de negocios y obras a sus amigos empresarios, los Pacheco, lo Hannan, los Ventosa, los Estefan Chidiac, los Grajales, los Nava y un interminable etcétera.
No sé puede pasar por alto que en tres años, colocó a su parentela -en cínico nepotismo- y amigos en la mayoría de secretarías, direcciones y dependencias del gobierno estatal. Lo mismo tiene laborando a familiares en gobernación, en salud, en educación, en el Registro Publicó de la Propiedad. Y hasta en presidencias municipales como la de Zinacatepec, dónde su primo en un arranque de locura, colocó en palacio municipal una estatua de Gerónimo Barbosa.
El insulto a los gobernados no tiene paralelo en la historia poblana. Es ofensivo homenajear a alguien que no lo merece. Los tres años de gobierno arrastran más vergüenza que gloria para un gobierno sin timón que se encuentra a la deriva.
En realidad a los tres perdidos años debe sumarse otro semestre -interinato de Guillermo Pacheco Pulido- también se perdió en el limbo. El saqueo de las arcas fue indiscriminado. Y el beneficio para Puebla, brilló por su ausencia. A tal grado que su hijo Guillermo Pacheco Pensado, es en la actualidad uno de los dueños de inmuebles en Puebla más poderoso.
El “angelito” es propietario de la nueva “Capu” -central camionera para los Estrella Roja-, localizada en la avenida las Torres a un costado del Mercado Independencia –otro centro de venta de mercancía ilegal y drogas por cierto-. El “junior” es dueño de los terrenos que colindan con la estación de camiones. De la noche a la mañana pasó de ser un alcohólico y apostador de juegos de azar a un empresario millonario -esa es otra interesante historia-.
En síntesis han sido tres años de lamentaciones para los más de seis millones de poblanas y poblanos. Y tres años de bonanza para Ali Babá -perdón- Gerónimo y sus huestes.
¡Nada para presumir!
Reporte del Informante
Enanismo político. La pequeñez del gobierno estatal se palpa a 120 kilómetros de distancia. El recorrido necesario para llegar a la capital del país. Nada de lo que haga en lo que le resta de mandato a Gerónimo Barbosa, cambiará el panorama que tienen registrado en el gobierno federal.
La grandeza se alcanza con acciones positivas. Con sencillez y humildad para gobernar. Comportamiento desconocido para Gerónimo Barbosa.
La siguiente comparación es aberrante y hasta fuera de lugar. Sin embargo necesaria.
Cuándo el presidente de Estados Unidos, Franklin Delano Roosevelt en 1921 fue diagnosticado por el profesor de Harvard, Roberto Lovett, dañado por la poliomielitis. El mandatario más poderoso del mundo, cambió su actitud arrogante al Roosevelt accesible.
La grandeza del presidente lo impulso a financiar y encontrar la vacuna contra la “polio”. Gerónimo Barbosa ni por el enorme daño que le causa la diabetes, mueve un dedo para para intentar beneficiar a millones de diabéticos en Puebla. Sin duda las clases de grandeza y enanismo político tienen destinatarios específicos.
¡Coja comparación!
ruizdur@hotmail.com
Tres infelices años
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