Gobierno de oído. La escasa visibilidad -política y física- de Gerónimo Barbosa, impide estabilidad para Puebla. Gobernar de oído no es gobernar. El estado se hunde sin opción. Opera con lo que le quiere leer Verónica Vélez, vocera oficial.
La comprobación personal del uso de los recursos de los funcionarios es imposible. Nada puede hacer al respecto Gerónimo. Todos disponen a su libre albedrío.
Cada quien le informa lo que les conviene. Barbosa, cree vivir en un mundo colorido. Cuando en realidad la oscuridad lo rodea.
Los poblanos y poblanas pecaron de ingenuos. Creyeron en un cambio inexistente. Cada vez que se vota se otorga un poder dictatorial a un simple mortal.
Dieron el poder a un ente acomplejado, lleno de rencor y envidia. Pero sobre todo enfermo. No sólo físicamente. Gerónimo a diario da muestras de ambición y desprecio por Puebla.
Pertenece a la clase política de la falsedad. Su estilo es el clásico de los políticos de la vieja guardia. Una vez en el poder maquillan la honestidad. Ocultan la ambición. Se ponen la mascarada de humildad.
A diario antes de los inútiles anuncios virtuales. La vicegobernadora -Verónica Vélez- manipula la información. Le lee lo que quiere que sepa Gerónimo. Ni una línea más.
Como los músicos se entera de oído del acontecer. Sólo lo que ella quiere. Para endulzarle el día -aunque el dulce lo daña- le relata lo escrito por las focas pagadas. Y lo de sus medios adquiridos.
Escuchar adulaciones de quienes cree los gurús de la comunicación lo elevan a su mundo de ficción. En la realidad sabe que para eso les paga. Lo engañan. Y se engaña que es lo peor.
Alimentar el ego de Gerónimo es tarea fácil. Hacerlo creer que es el gobernador que Puebla esperaba es doblemente sencillo. Lo imposible es convencer a los poblanos. La nula labor de progreso lo exhibe con sus cómplices.
Cuándo por casualidad le lee algo en contra de su pésimo gobierno. De inmediato con la soberbia que lo caracteriza ordena: «la que sigue no quiero oir a resentidos».
Prefiere los halagos. Se regocija con adulaciones. Es ególatra a la máxima potencia.
¿Y el progreso de Puebla?
¡Duerme el sueño de los justos!
¡Gerónimo el engañado!
Reporte del Informante
Rescate de Puebla. El espaldarazo que el pasado 17 de noviembre recibió Ignacio Mier Velazco de AMLO, empezó a reflejarse. Al presentar al diputado poblano como presidente de la Junta de Coordinación Política de la Cámara baja, mandó un mensaje para las elecciones de Puebla.
La efervescencia de los comicios del próximo año empezó. Puebla después de ser un estado que dio más votos a Morena. Por el mal gobierno barbosista, cayó de la gracia.
Los altos mandos del partido saben que el gobierno estatal apesta. Las diputaciones federales, locales, presidencias municipales y sobre todo la presidencia capitalina peligran.
En escasos 16 meses Gerónimo y compañía, echaron a la basura el trabajo de Morena.
Por ello Ignacio Mier, a través de su hijo empezaron a operar las candidaturas de los cargos a disputarse. Por cierto su vástago está integrado al PRD.
La avanzada con el respaldo de López Obrador, tiene la consigna de rescatar a Puebla de las garras del barbosismo.
El grupo de aliados poco a poco se sumarán. El pacto de respetar acuerdos estará por encima de cualquier interés. Por lo menos esa es la idea por el momento. Con los políticos nunca se sabe.
Como todos Mier Velázco, carga con su penosa cruz. El pesado lastre de sociedad con el delincuente comunicador de Cambio, Arturo Rueda.
La desconfianza del electorado poblano, será manifiesta ante la labor del diputado.
Cómo podrá pedir apoyo a nombre de AMLO a quien su periódico Cambio, mediante Rueda atacó con saña hasta apenas hace un par de meses.
El dilema de Ignacio Mier es decidir si Cambio está con melón o sandía. Por un lado el respaldo de Andrés Manuel. Y por otro el dinero que paga Gerónimo Barbosa.
¡Dilema: dinero o lealtad!
¡Encrucijada de Nacho Mier!
Correo: ruizdur@hotmail.com
