Diferencias notorias. La impartición y procuración de justicia en Puebla, se rige por el poder económico. La Fiscalía General y el Tribunal Superior de Justicia, tienen en un puño a los poblanos. Los titulares Gilberto Higuera Bernal y Héctor Sánchez Sánchez, responden a intereses mezquinos del ejecutivo estatal.
A pesar que ambos organismo en el papel son «autónomos». En la práctica están en el modo servil.
Gilberto y Héctor fueron ratificados como titulares en sus cargos por el mandatario, bajo la condicionante de sumisión y obediencia ciega.
Ambos deben ejecutar las órdenes del amo en turno. Florencio Madariaga Granados, se encarga de aplicar el «látigo» contra los poblanos. A cambio tienen «licencia» para delinquir.
Los planes de la banda de forajidos, marchaban como reloj suizo. Hasta que un perno del engranaje de la Fiscalía, se desvió y decidió marcar retrasado el tiempo. El TSJ, por su parte se volvió más servil que nunca.
Y no es para menos Héctor Sánchez, tiene pánico cada vez que Madariaga lo llama a acuerdo a su oficina de Casa Aguayo. Al presidente del Tribunal se le moja el pantalón antes de hablar con el chiapaneco. Aún no aprende a tratar con delincuentes mayores.
La recompensa de la prematura incontinencia, son los millonarios negocios que concreta con su socio Alfredo Espinosa Bálcazar. Tienen oficinas en la Torre Omega en Zavaleta -cambiaron de piso porque el dueño de la firma sufrió un «levantón» y andan temerosos. Y en la capital del país específicamente en la colonia Polanco -son vecinos sin saberlo de Ricardo Henaine-.
Los clientes son enganchados por el juez de control del Tribunal, Aarón Hernández Chino, quien al parecer es primo del deshonesto Héctor Sánchez.
El presidente del TSJ nada tiene que perder. Es un funcionario de medio pelo. Apenas con una trayectoria miserable 6 años. Sin el menor prestigio. Destinado a ser identificado como traidor y arrastrado.
La falta de dignidad le hizo empinarse ante el peor gobernador de Puebla en la historia.
En tanto el fiscal, empezó a revelarse. Su experiencia como procurador de justicia en Sinaloa en1999. Y en la PGR 2000-2006 como subprocurador con Vicente Fox, le alertaron sobre las equivocadas necedades de Gerónimo.
Las mal fundamentadas órdenes de aprehensión -como la de Valentín Meneses- ponen en riesgo el prestigio no sólo de Gilberto. También el de la familia Higuera Bernal. Su hermano Alfredo es el actual titular de la Subprocuraduría Especializada en Investigación de Delincuencia Organizada -Seido-. Es decir mano derecha del fiscal general de la república, Alejandro Gertz Manero.
Como funcionario no puede dejar a un lado sus intereses. Se opone a las cosas mal hechas. Pero consiente las entradas de capital.
Una moda se impuso en la Fiscalía en coordinación con la secretaría de seguridad pública -Raciel López Salazar, otro pillo consumado. Para variar chiapaneco-.
Adversarios de toda clase -principalmente políticos- pueden ser inculpados con cargamentos de drogas.
Los dos requisitos son: acercarse con los mandos adecuados. Y el principal pagar la cuota de medio millón de pesos. Con ello al enemigo le darán «bote» seguro. Se trata de la fabricación de delitos.
Es la forma fácil de enriquecimiento para los mandos policiacos. No es nuevo pero si efectivo. Las drogas incriminatorias son del decomiso al narcomenudeo.
¡Aguas la justicia anda suelta!
Reporte del Informante
Prestanombres en auge. Los hermanos Javier y Guillermo Pacheco Pensado, hijos de Guillermo Pacheco Pulido. Y prestanombres de Gerónimo Barbosa del periódico Crónica.
En tiempo récord se consolidaron como poderosos inmobiliarios.
Entre variados proyectos destaca la construcción de una torre médica. Edificio que en poco tiempo ha empezado a cobrar vida atrás del complejo lujoso de Sonata.
Desde la vía Atlixcáyotl puede observarse la construcción con figura de H. La obra es lujosa y la inversión millonaria.
¡La corrupción tiene nombres!
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