La inflamación en el cerebro puede ayudar a la reorganización de los circuitos neuronales, potenciar la plasticidad y reparación del tejido. Sin embargo, cuando es crónica existe daño sobre el sistema nervioso central, incrementa la actividad de las células de la microglía, desarrolla estados de ansiedad y depresión, daño cognitivo y reducción de la plasticidad.
Esta inflamación se presenta cuando se rompe el equilibrio hemostático entre astrocito, neurona, microglía y vaso sanguíneo, que mantiene la funcionalidad del sistema nervioso, informó Eleazar Ramírez Hernández, posdoctorante en el Departamento de Bioquímica, de la Facultad de Medicina de la UNAM. En su conferencia “Respuesta inmune en el cerebro”, en el marco de la Semana Internacional del Cerebro, de la Facultad de Ciencias Químicas de la BUAP, el investigador recalcó que al romperse esta hemostasis se presenta inflamación, como un factor común ante el daño neuronal. Por consiguiente, las estructuras neuronales serán susceptibles a procesos de neurodegeneración.
“Las neuronas serán susceptibles a factores genéticos, agregación de proteínas en ciertas enfermedades neurodegenerativas, a factores ambientales como metales pesados, estrés oxidativo, alteración y modificación de proteínas, disfunción mitocondrial, muerte neuronal e inflamación”.
El egresado del posgrado en Ciencias Químicas de la Máxima Casa de Estudios en Puebla explicó que el sistema nervioso central no sólo está formado por neuronas, sino también por la glía que representa un 90 por ciento de los 300 billones de células neuronales, la cual está conformada por macroglía (integra astrocitos, células ependimarias y oligodendrocitos) y microglía.
“En ese equilibrio los astrocitos van a generar un aporte metabólico a las estructuras neuronales, además de eliminar neurotransmisores dentro del espacio sináptico y proveer del factor transformante beta que ayudará a la diferenciación, sobrevivencia y mantenimiento de estos circuitos neuronales. Mientras que las neuronas contribuyen a la comunicación entre estas y los astrocitos, a través del incremento de elementos del complemento”.
El doctor Eleazar Ramírez Hernández indicó que entender todos y cada uno de estos mecanismos ayudaría a proponer blancos terapéuticos para disminuir la respuesta de inflamación y, por lo tanto, el daño del sistema nervioso central.
Más tarde, en su conferencia “Los cannabinoides en el COVID-19”, el doctor Daniel Limón Pérez de León, investigador de la Facultad de Ciencias Químicas de la BUAP, dio a conocer que la FDA sólo ha aprobado el remdisivir para el tratamiento contra COVID-19, para pacientes hospitalizados. Así también, esta organización ha autorizado el uso de baricitinib en algunos casos, así como otros medicamentos.
No obstante, una oportunidad terapéutica para esta enfermedad es el uso de cannabinoides, los cuales son útiles en diferentes procesos inflamatorios periféricos.
La inflamación en el cerebro puede ayudar a la reorganización de los circuitos neuronales, potenciar la plasticidad y reparación del tejido. Sin embargo, cuando es crónica existe daño sobre el sistema nervioso central, incrementa la actividad de las células de la microglía, desarrolla estados de ansiedad y depresión, daño cognitivo y reducción de la plasticidad.
Esta inflamación se presenta cuando se rompe el equilibrio hemostático entre astrocito, neurona, microglía y vaso sanguíneo, que mantiene la funcionalidad del sistema nervioso, informó Eleazar Ramírez Hernández, posdoctorante en el Departamento de Bioquímica, de la Facultad de Medicina de la UNAM.En su conferencia “Respuesta inmune en el cerebro”, en el marco de la Semana Internacional del Cerebro, de la Facultad de Ciencias Químicas de la BUAP, el investigador recalcó que al romperse esta hemostasis se presenta inflamación, como un factor común ante el daño neuronal. Por consiguiente, las estructuras neuronales serán susceptibles a procesos de neurodegeneración.
“Las neuronas serán susceptibles a factores genéticos, agregación de proteínas en ciertas enfermedades neurodegenerativas, a factores ambientales como metales pesados, estrés oxidativo, alteración y modificación de proteínas, disfunción mitocondrial, muerte neuronal e inflamación”.
El egresado del posgrado en Ciencias Químicas de la Máxima Casa de Estudios en Puebla explicó que el sistema nervioso central no sólo está formado por neuronas, sino también por la glía que representa un 90 por ciento de los 300 billones de células neuronales, la cual está conformada por macroglía (integra astrocitos, células ependimarias y oligodendrocitos) y microglía.
“En ese equilibrio los astrocitos van a generar un aporte metabólico a las estructuras neuronales, además de eliminar neurotransmisores dentro del espacio sináptico y proveer del factor transformante beta que ayudará a la diferenciación, sobrevivencia y mantenimiento de estos circuitos neuronales. Mientras que las neuronas contribuyen a la comunicación entre estas y los astrocitos, a través del incremento de elementos del complemento”.
El doctor Eleazar Ramírez Hernández indicó que entender todos y cada uno de estos mecanismos ayudaría a proponer blancos terapéuticos para disminuir la respuesta de inflamación y, por lo tanto, el daño del sistema nervioso central.
Más tarde, en su conferencia “Los cannabinoides en el COVID-19”, el doctor Daniel Limón Pérez de León, investigador de la Facultad de Ciencias Químicas de la BUAP, dio a conocer que la FDA sólo ha aprobado el remdisivir para el tratamiento contra COVID-19, para pacientes hospitalizados. Así también, esta organización ha autorizado el uso de baricitinib en algunos casos, así como otros medicamentos.
No obstante, una oportunidad terapéutica para esta enfermedad es el uso de cannabinoides, los cuales son útiles en diferentes procesos inflamatorios periféricos.
En el último día de actividades también se presentaron las conferencias “¿Qué papel juega la barrera hematoencefálica en las diferencias entre hombres y mujeres con enfermedad de Alzheimer?”, por la doctora Elvis Y. Cuevas Martínez, del National Center for Toxicological Research-FDA, y “La endocrinología y el COVID-19”, por el doctor Victorino Alatriste Bueno, de la FCQ, entre otras.