Precaución extrema. Algo muy sustancioso se «comio» Gerónimo Barbosa. ¿O tal vez volvió a incumplir algún acuerdo. Como suele hacerlo. Sólo así se explica el exagerado cuerpo de seguridad que lo protege a él y su familia.
El número de miembros de seguridad aumentaron considerablemente. Ningún mandatario contó con tanta seguridad. En el grupo vigilan francotiradores.
El ficticio combate a la delincuencia de parte del gobierno, no es la razón. Las maquilladas cifras de bandas peligrosas. No son otra cosa que raterillos de medio pelo.
La delincuencia organizada le entra con el pago de picaporte para operar sin ser molestada. El huachicol vive sus mejores momentos en Puebla. Sigue siendo el fructífero negocio para todos los involucrados.
Gerónimo es conocido en el mundo del hampa. Saben que le entra con singular alegría a todo lo que huela a dinero.
Dejó huellas fáciles de seguir en su paso por el Senado. Y ahora en la gubernativa no puede ser la excepción. Es un ente corrupto por naturaleza. No puede traicionar a sus génes.
El anzuelo propicio para hacerlo morder debe tener forma de billete o moneda. La pesca será segura. Es un pez gordo que desconoce la dieta.
En las inmediaciones de Casa Aguayo y su domicilio -obsequiado por los Pacheco Pensado- sobre el bulevar Esteban de Antuñano, las patrullas estatales y «guaruras» permanecen las 24 horas del día en constante vigilancia.
Lo mismo ocurre con sus hijos, quienes son escoltados a todos lados por lo menos por tres camionetas. Sobre todo en sus visitas a la Catédral de Puebla, donde al salir por la 5 oriente, son protegidos al extremo.
Entre los miembros de seguridad existe hartazgo y temor. Están hartos de «vivir» prácticamente en Casa Aguayo. En la «cochinera» realizan todas sus actividades.
Los tres alimentos diarios y el aseo personal.
Los rumores de mantener la estrecha vigilancia son: que recibió amenazas de un cártel delictivo del Occidente del país. Y no precisamente por el combate a la delincuencia.
Se rumora que se trata de negocios, sólo negocios. El cártel con presencia en gran parte del territorio nacional, maneja diferentes giros. Todos al margen de la ley.
La delincuencia organizada, trabaja con el amparo de las autoridades. Eso para nadie es un secreto. Lo hacen en todos los niveles de gobierno.
Cuándo el gobierno no cumple los acuerdos empieza la guerra violenta. Sobre todo después de cubrir las «cuotas» para tener libre paso en el territorio «rentado» y que no cumplan.
El cierre a la circulación vehicular casi permanente de la 14 oriente, 12 y 14 norte, donde se localiza la «marranera» -Casa Aguayo-, obedece a la precaución asumida por el gobierno barbosista.
¡Tiempos oscuros!
Reporte del Informante
Poder endeble. La cuerda floja en la que camina el consejero jurídico, Ricardo Velázquez, lo hará caer al precipicio de manera irremediable. Fue uno de los funcionarios más deshonestos del marinismo. Y rescatado y protegido por el barbosismo.
A pesar de la orden de Gerónimo que no asome la cabeza hasta después de las elecciones. Se mueve en las sombras como suele hacerlo.
Para salvar el pellejo «empina» a varios marianistas. Es el responsable del encarcelamiento de Valentín Meneses Rojas. Aunque el delito grave de evasión de reos ya prescribió.
Lo retienen en el Cereso al imputarle enriquecimiento ilícito. Para no quedar en ridículo lo mantendrán bajo la sombra unos meses.
Valoran si la acción podría ser contraproducente en las elecciones para Morena. También contemplan la aprehensión de Mario Montero Serrano.
A pesar de no tener autorización de su amo para salir a la luz pública.
Aprovecha el tiempo en el cobro de la cuota a las notarías públicas. Aunque varios notarios se negaron a pagar porque se percataron de la pérdida de poder e influencia del consejero jurídico.
Perdió credibilidad luego de asegurar que haría presidente del Consejo de Notarios a Carlos Alberto González, titular de la notaría 37 con quien hace negocios. Ni siquiera pudo mantenerlo como secretario.
La muestra clara de que Ricardo Velázquez, cayó de la gracia de su compinche Gerónimo, es que Humberto Jiménez Jiménez, fue elegido presidente del Colegio de Notarios.
¡El poder se agotó!
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