Cóctel precioso. La desgracia no tiene amigos. Mario Plutarco Marín Torres lo sabía. El miércoles por la tarde lo corroboró. De nada sirvió ser magnánimo con quienes ahora lo niegan. La lealtad y gratitud se mide en billetes.
Muchos y variados personajes tejieron la maraña en la que se enredo el góber precioso. Los beneficiados en su gobierno se cuentan por cientos. Gozaron de poder, influencias y dinero a manos llenas. Lo mismo medios de comunicación que empresarios. También políticos y por supuesto su gabinete.
Dónde están todos esos lambiscones. Agazapados en sus cuevas. Temerosos que el lodo los salpique.
En el caso Lidya Cacho, hay dos responsables directos: Ricardo Velázquez Cruz, consejero jurídico del gobierno de Gerónimo Barbosa -en su momento también de Mario Marín-. Y el exgobernador interino Guillermo Pacheco Pulido.
Sus actividades consistieron en:
Ricardo Velázquez se encargó de integrar la averiguación previa contra la periodista. Asistido por Adolfo Karam, quien era el director de la policía judicial. Por cierto buscado también por las autoridades federales.
Ambos personajes eligieron a la jueza quinto de lo penal Rosa Celia Pérez González, idónea para liberar la orden de aprehensión. Cocinado el pastel, el góber precioso le habló a Pacheco Pulido, quien era el titular del Tribunal Superior de Justicia.
Le ordenó que Blanca Laura Villeda sería quien consignaría la averiguación. Luego la premiaría como procuradora general de justicia. La orden de aprehensión la entregaron directamente a Karam, quien tenía ubicada en Cancún a la señora Cacho.
El enlace de toda la trama fue el consejero barbosista. Se las ingeniaba para trasladarse de sus oficinas en la 4 norte a las de Pacheco Pulido, las de Karam Beltrán y las de Blanca Laura.
Todo para «planchar» lo más pronto posible la detención de doña Lidya. Le urgía satisfacer la petición del góber precioso. En el fondo quería le cumplieran la promesa de hacerlo primero magistrado y luego presidente del TSJ.
Lo primero ocurrió. Lo segundo aún sueña que se haga realidad. Siempre estuvo engañado por Adolfo Karam. Le decía al oído «ya autorizó Mario tu nombramiento». Finalizó el sexenio y acabó como un gris magistrado.
Con Moreno Valle, intentó por todos los medios «dormirlo» como lo hace con Gerónimo a quien le da de comer en la palma de su mano. Se equivocó porque don Rafael contrario a Barbosa era inteligente. Lo puso en su lugar.
Antes el consejero tuvo tiempo de hacer mil tropelías desde su posición como consejero. Lo mismo pero mejorado en el gobierno actual.
Por cierto un grupo de cinco notarios pagan a ciertos abogados poblanos para que investiguen a fondo a Velázquez. Y le presenten denuncias en Mexico. Claman venganza por la «desplumada» que les dio.
¡Artífices del caso Lidya Cacho!
Reporte del Informante
Festín en las alturas. Mientras Lidya Cacho, fue traslada en vehículo de Cancún a Puebla. En helicópteros se dio una fiesta. A la Entrega le consta porque en ese tiempo dirigíamos el noticiero radiofónico Código 10 y se comunicó Adolfo Karam para avisar de la detención.
Textual con el ruido del aparato volador dijo «Adrián déjame pasar en vivo para dar la noticia de esta pin… vieja a quien no la dejamos bajar al baño y viene orinada».
Le contesté si sabía de quién se trataba y si sabía lo que hacía.
Luego supimos que Adolfo Karam, Ricardo Velázquez, Javier López Zavala y Mario Plutarco, acompañados de las porristas del equipo de beisbol Péricos de Puebla, tuvieron su festejo en el aire. Como se acostumbró en el sexenio marinista.
¡Qué tiempos señor don Simón!
Se cuelga de la brocha. No podía ser diferente. Gerónimo Barbosa, hace leña del árbol caído. Se subió al carro de la detención para buscar una pizca de popularidad. Lo suyo es la antipatía. Ya debería saberlo.
Sin invitación «colaborará» con la investigación ¿?. ¿Porqué no evitó en su equipo al marinista Ricardo Velázquez?. ¿Porqué le permite atracar?. Eres igual o peor.
Correo: ruizdur@hotmail.com