Por Oscar Sánchez J.
Los formuladores de la teoría de la división de poderes son Jon Locke y Montesquieu, en términos generales señalan que el poder no debe estar concentrado en una sola entidad, debe delegarse en diferentes instituciones de gobierno con autonomía propia, con relación intrínseca, pero auto limitarse mutuamente, para garantizar el equilibrio y la gobernabilidad.
Mientras que una autocracia, “es una forma de gobierno en la que el poder político está concentrado en una única persona, cuyas decisiones son incuestionables.”
Se hace alusión a estos conceptos para intentar saber hacia dónde vamos como país con ésta nueva forma de gobierno populista nacionalista.
Desde 1929 México fue gobernado por un presidencialismo exacerbado, anquilosado, que dio gobernabilidad a su estilo por más de 80 años, seguido por un partido (PAN), con falta de experiencia en la gobernabilidad cuyos actores políticos solo dieron inercia a lo ya existente y acumulando el descontento social.
No es extraño la llegada al poder de MORENA, a través de una narrativa que conjuga valores históricos con identidad revalorizada de justicia social.
La necesidad de perpetuarse en el poder, a través de programas sociales no es equivoca -debatible-, muchos países lo hacen con éxito, como parte de una obligación -constitucional- gubernamental sin que les garantice su permanencia en el poder. ¿En México existen las condiciones económicas en el corto y largo plazo para continuar con estos programas sociales?
El poder judicial
La pasada elección para elegir a jueces y magistrados dejo muchas interrogantes del futuro funcionamiento autónomo de este poder, por la forma en como se desarrollo el proceso y como éstos fueron elegidos.
Analistas internacionales coinciden en que el proceso de selección de candidatos al poder judicial en México fue un desastre, y que estamos en camino a una autocracia, es decir, sin contrapesos a las decisiones de quienes ostentan el poder.
A través del poder legislativo se pueden crear decretos, leyes etc., dónde controla a los críticos del poder con comparsa del poder judicial -la autocracia disfrazada de democracia-.
La Inversión y el poder judicial
Ante los cuestionamientos a nivel internacional de la forma de selección de los actores del poder judicial, los indicadores económicos señalan que la inversión extranjera se ha detenido ante la incertidumbre de como se va a ejercer la impartición de justicia en México.
Los inversionistas extranjeros, necesitan una oferta judicial que les garantice seguridad en su inversión. Empresas asiáticas no ven seguridad con lo que esta sucediendo en México, se esta desaprovechando el nearshoring como opción de empleos y generación de riqueza.
De no mandar mensajes y ejemplos de respeto a la autonomía de los poderes en México, seguirá acumulando crecimiento del PIB insignificante, que no garantiza generación de empleos y por ende, recorte en el gasto publico en algunos sectores importantes como el de salud y educación para garantizar los programas sociales e iniciando el descontento social, como ejemplo Durango y Veracruz.
