Adrián Ruíz
Destape de cloaca. Los costosos daños que se avecinan para la administración del gobierno estatal, serán producto de la ruptura Gerónimo Barbosa-Francisco Romero Serrano. El gobernador y el exauditor, ventilaran sus desacuerdos por la vía jurídica. Ambos tienen mucha “cola” que les pisen como para salir ilesos.
Con seguridad existen episodios de la ruptura entre el par de servidores públicos que ignoramos las y los poblanos. Lo que es obvio es que Romero Serrano, se negó a seguir con el yugo en el cuello. La razón no es otra que: dinero, nada más que dinero.
Entre otros muchos desacuerdos que marcaron las diferencias, está un relato narrado a La Entrega. Nos cuentan que recién finalizada la administración municipal de San Andrés, Cholula, Karina Pérez Popoca, le tendió un “cuatro” al auditor con Gerónimo.
Hay que destacar que la expresidenta municipal es gente cercana a Gerónimo Barbosa -se contempla su incursión en la administración estatal-. La señora acudió a Casa Aguayo a ver al gobernador para quejarse de Romero Serrano.
Con la confianza que le permite el acercamiento con Gerónimo le dijo: “me están extorsionando en el órgano de fiscalización. Me piden 30 millones por autorizar mi cuenta pública”.
El siguiente acto fue: la presencia en Casa Aguayo de Francisco Romero, quién acudió al llamado -todavía había amistad y complicidad-. Sin rodeos el mandatario le contó lo que estaba pasando. El auditor lo negó. Siguió una pregunta ¿Estás seguro que no es cierto?.
Con un dejo de preocupación y sospechando que algo no andaba bien, Romero Serrano se sostuvo. En ese momento Gerónimo, hizo pasar a Karina Pérez, quién estaba detrás de una puerta en las oficinas de Casa Aguayo.
Una vez en el escenario la expresidenta envalentonada por el respaldo del gobernador le gritó “tú me pediste 30 millones y tengo testigos”. De inmediato Gerónimo le ordenó a Karina, puedes irte.
Al volver a quedar a solas con el auditor le exigió su renuncia. La respuesta fue: “tengo nombramiento por siete años y aún no se cumplen. No voy a renunciar y hazle como quieras -en efecto no renunció, lo obligaron a renunciar y hasta lo apresaron-.
Con los ánimos caldeados Romero Serrano, lanzó lo que podría considerarse como el clamor general de poblanas y poblanos: “tú sabes qué hay gente del gabinete que ha robado mucho”. Con otro grito Gerónimo respondió: “demuéstramelo”.
Esa es una parte de la zaga de películas de dos tipos de cuidado que con seguridad habrá tantas o más partes que las protagonizada por Silvester Stallone -Rambo o Rocky-. Sobre todo si Romero Serrano se decide a hablar y presentar las pruebas que tiene sobre la pirámide de corrupción del gobierno en Puebla.
Cuchillos afilados!
Reporte del Informante
Tensa calma. La endeble tranquilidad al interior del Cereso San Miguel de parte de más de 4 mil reos, obedece a la amenaza de traslado a otros penales del país. Los reclusos saben que perderían su coto de poder y por el momento prefieren “disciplinarse”.
Sin excepción todos los presos están amenazados. Sin importar el tipo de delito por el que están recluidos. Ninguna diferencia hay entre los considerados peligrosos y los que compurgan una sentencia por delitos no graves.
Para mayor presión en la comunidad carcelaria de Puebla, utilizan a unos reos como “orejas” para vigilar todos los movimientos en las diferentes secciones. De esa manera las autoridades penitenciarias conocen las actividades de cada uno.
Los internos tienen prohibido participar en actos de rebeldía. También les impiden andar en grupos. Sin embargo los privilegiados siguen con sus actividades acostumbradas. El penal de San Miguel es una fuente inagotable de recursos mediante la corrupción. ¿Hasta cuándo durará?
¡Amenaza efectiva!
ruizdur@hotmail.com