Adrián Ruíz
Presa suculenta. Más pronto de lo esperado las plumas “oficialistas” voltearon la espalda al presidente municipal, Eduardo Rivera Pérez. La línea de golpeteo se marcó en el momento preciso que recibió al perredista José de Jesús Zambrano Grijalva. Antes la alarma se activó por la mala decisión de intentar cobrar el alumbrado público -fue un plan con maña que le aconsejaron-.
También sumó el retraso de los convenios y “chayos” por las secuelas físicas del COVID, que padeció el titular de comunicación Fernando Cortés Betanzos, quien acaba de reincorporarse a sus actividades. En el momento que concrete acuerdos, bajarán de intensidad las críticas. Según el monto $$$ serán los alabos. No todos están contemplados.
Los amarres publicitarios y las órdenes de Casa Aguayo, marcarán la línea de apoyo o rechazo a la administración del edil capitalino. Mientras seguirá la falsa exhibición de que es el peor presidente municipal. Falsa porque si bien no es el mejor tampoco es como lo pintan. Todo depende del cristal que imponga el gobierno estatal.
La sana distancia -aparente- entre el gobierno estatal y el municipal, podría marcar también el distanciamiento familiar. Depende de las decisiones de quienes llevan las riendas de las respectivas administraciones. Sí, en Puebla gobierna el matriarcado. La férrea amistad de las señoras María de Rosario Orozco Caballero y Liliana Ortiz Pérez se imponen.
La influencia de ambas jugó un papel trascendental para que Eduardo Rivera, recibiera apoyo incondicional del gobierno de Gerónimo Barbosa y ganará la presidencia municipal. No ha transcurrido ni medio año y la relación ya se fracturó entre el edil y el gobernador
Resta saber la opinión de las dos señoras, quienes desde sus posiciones en el DIF -estatal y municipal-, sin duda tendrán la última palabra. ¿Podrán más los lazos familiares o los intereses políticos? Ambas tienen más arraigados los primeros. Aunque en los segundos existen millones de pesos de por medio.
El acuerdo fortalecido por la unión de Denisse Ortiz -hermana de doña Liliana y cuñada de Eduardo- y Miguel Barbosa Orozco -hijo de Gerónimo y doña Socorro-, parece peligrar. Nos informan que la feliz pareja ya viven juntos.
De manera hábil Denisse se adentró en la familia Barbosa Orozco. Antes de la relación no era bien vista por Eduardo Rivera. Luego paso a ser su cuñada predilecta. La experimentada mujer desde el DIF estatal, mueve sus fichas en el tablero.
¿Romance fracturado?
Reporte del Informante
Viva la improvisación. La trampa mortal instalada en Atlixco, a partir de la administración de Ariadna Ayala Camarillo, parece infinita. Los feminicidios se suscitan uno tras otro. La delincuencia domina en el Pueblo Mágico. La total inseguridad es producto de la ingobernabilidad e improvisación del cuerpo de seguridad pública.
Al frente de la seguridad de Atlixco, impuso el gobierno barbosista a Antonio Hernández Pacheco, quién formó parte del grupo Delfines. El premió se lo otorgó porque encabezaba el cuerpo de avanzada en los actos a los que asistía Gerónimo Barbosa.
Los cursos por “correspondencia” sobre seguridad que recibió son insuficientes para implementar estrategias de combate contra el crimen organizado que impera en Atlixco. Tampoco le alcanza para salir a dar la cara. Nadie sabe quién es el responsable de la (in)seguridad en el municipio.
¡Atlixco se hunde!
ruizdur@hotmail.com
Jauría desatada
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