Adrián Ruíz
Gobiernos distintos. La diferencia del gobierno estatal y municipal en Puebla, tiene el sello de sumar y restar. Mientras la administración de Gerónimo Barbosa, dedicó casi tres años a abrir varios frentes en su contra -incluido el gobierno federal-. La municipal de Eduardo Rivera Pérez, dedicó los primeros cuatro meses a trabajar.
El mejor acierto de Rivera Pérez para el funcionamiento óptimo de la administración fue desmarcarse a tiempo de la influencia que pretendía ejercer el gobierno estatal sobre él. A tiempo se percató que los caminos son distintos.
Sobre todo porque Eduardo Rivera, tiene futuro político. Y Gerónimo Barbosa hasta aquí llegó en el ejercicio público. La suerte del mandatario estatal está echada. No hay nada más para él. Ni siquiera podrá designar a su sucesor -corresponderá al candidato presidencial nombrar al o la candidato/a-.
El error de Rivera Pérez -que le pudo costar caro en corto plazo- fue promover el cobro del alumbrado público. Sin duda hubiera tenido un alto costo político para el edil. A tiempo recapacitó para hacer de lado los malos consejos emanados de Casa Aguayo.
Después de ese lapsus, dedicó el tiempo a lo que sabe hacer mejor: trabajar. Rechazo la fórmula desgastada de información electrónica por las mañanas. Decidió iniciar actividades tempraneras pero en contacto con la ciudadanía.
A Eduardo Rivera le funciona más darse “baños de pueblo” los 7 días de la semana que trabajar semana inglesa -de lunes a viernes- en “ruedas de prensa”. La diferencia en la manera de trabajar es notoria.
Por mucho el municipio aventaja en aceptación al gobierno estatal. A pesar del constante “bombardeo” mediático con las plumas “oficialistas” que le lanzan un día si y otro también. Ningún rastro de daño han provocado a Eduardo Rivera.
Por el contrario tal parece que los ataques tienen el efecto bumerang. El daño va directo a las oficinas de la 14 oriente -Casa Aguayo-. Tan contraproducente son los obuses que en las encuestas mientras el presidente municipal está colocado en la cúspide entre los mejores del país. Los bonos de Gerónimo andan por los suelos.
Mientras Eduardo Rivera Pérez, está ranqueado en el puesto número 7 con apenas poco más de cuatro meses de mandato. Gerónimo Barbosa, está ubicado entre los sotaneros en el escalafón 29 de 31 gobernadores y gobernadoras -de pena ajena-.
Es la muestra clara de un gobierno acertado. Y otro erróneo en todos los aspectos. Una de las mediciones que reprobó el gobierno estatal es la carencia de honestidad. Sin duda una marca imposible de borrar a estas alturas de gobierno.
¡De gobiernos a gobiernos!
Reporte del Informante
Llueve sobre mojado. Una de las piezas claves para descifrar las anomalías por 407 millones de pesos detectadas en el gobierno de Puebla, específicamente en el sector salud son: Hilda Vázquez Sánchez, quién a través de la dirección de operación de personal de la Secretaria de Salud, se ha enriquecido de manera grotesca.
También hay que incluir al secretario José Antonio Martínez García. Aunque la Auditoría Superior de la Federación -ASF- detecto faltante de 407 millones de pesos en 2020, la cantidad es superior. Sobre todo si se toma en cuenta los 4 mil millones de pesos -que según el gobierno barbosista- invirtió en los dos años de pandemia.
¡Millones “voladores”!
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