Volver a la realidad. La derrota de México ante Argentina por 2-0, está lejos del fracaso de la selección. Sólo es el reflejo del nivel de fútbol que se tiene. No se puede aspirar a ganar ante las potencias mundiales con todo el “carro” metido atrás. El resultado fue normal.
No se puede culpar al cuerpo técnico. Tampoco a los jugadores. Y menos a la incrédula afición. La culpa directa es de los dueños del fútbol mexicano en el país. Son los únicos responsables de sacrificar al fútbol para no matar a la “gallina de los huevos de oro”.
A quienes a lo largo de la historia -televisoras- principalmente han manejado los hilos de la selección nacional y los equipos de primera división, nada les importa impulsar el nivel de los jugadores. Los intereses económicos los anteponen a los deportivos
Por esa razón no surgen jugadores de alto rendimiento. Tenemos futbolistas buenos nada más. Ninguno en la élite mundial. El jugador mexicano es bueno a secas. Compite hasta determinados minutos con los equipos de nivel superior.
El principio de los trámites de los juegos contra las potencias futbolísticas los aguanta. Luego el desgaste físico y mental, se desmorona y ocurre lo lógico: derrotas esperadas.
Cómo exigir resultados a un cuadro nacional que en más de 180 minutos -dos juegos-, no ha anotado un solo gol. Y lo que es peor, las llegadas de peligro a los arcos contrarios tampoco ha habido. Ninguno de los once elementos mexicanos ha estado cerca de un gol.
A nadie extrañe otro descalabro más de la selección nacional. Por lo menos a La Entrega con más de 50 años de ver Copas del Mundo en vivo y por televisión. Y en ninguna México ha estado cerca ni de casualidad de ser una potencia mundial.
Las actuaciones de México a lo largo de la historia han sido con más pena que gloria. En las dos -70 y 86- en las que fue anfitrión, se crearon “otras” falsas expectativas. Sólo para que las derrotas después de la fase de grupos cayera -Italia en 1970 y Alemania en 1986-.
Nadie de pantalón corto es culpable. Siempre hacen su mejor esfuerzo. Pero en una justa mundialista eso no es suficiente. Los culpables no salen a esa. Se esconden.
Reporte del Informante
Javier Hernández, el jugador más extrañado de la selección de México y que incluso fue quien marcó el último gol del cuadro azteca en una Copa del Mundo en Rusia 2018 en el segundo partido de la fase de grupos ante Corea del Sur, mandó mensaje de apoyo.
“Todavía se puede. Todavía hay muchas posibilidades. Todavía nuestro hermoso país puede clasificar a la siguiente ronda. ¡Sigamos apoyando!!”, escribió en sus redes sociales.
De los momentos más significativos en Qatar fue la actuación de
Robert Lewandowski, el delantero polaco marcó su primer gol en justa mundialista esta mañana contra Arabia Saudita.
El delantero celebró en una de las esquinas del estadio, y lloró de la emoción.
El polaco de 34 años sumaba 608 goles en su carrera como futbolista profesional. Ha Jugado con los mejores equipos del Mundo: Borrusia Dortmund, Bayern Münich, FC Barcelona. Goleador de la Liga de Campeones de la UEFA. Elegido como el mejor jugador del Mundo en 2020 pero……le faltaba un gol mundialista y este sábado por fin lo consiguió.
La campeona Francia sigue invicta y además Kylian Mbappé junto con Enner Valencia de Ecuador dominan la tabla de goleo con 3 dianas.
El Mundial continúa con la segunda ronda de grupos, en los duelos dominicales Japón vs Costa Rica, Bélgica vs Marruecos, Croacia vs Canadá y España vs Alemania.
Por cierto, Alemania se presentó en la rueda de prensa oficial del previo con España sin un jugador, como está estipulado y habrá multa.
El entrenador Hansi Flick mencionó que el castigo es lo que menos le preocupa ahora.
“No queremos someter a ningún jugador a un desplazamiento tan largo, es mucho tiempo conduciendo. Es un viaje largo. Todos los jugadores son importantes. Por eso no hemos traído a ningún jugador con nosotros. Ahora deben prepararse para el entrenamiento que tenemos esta tarde. Creo que también podríamos haberlo hecho en nuestra sede. Hubiera sido lo mejor. Estamos decepcionados” declaró.
