Si bien no es crítica, la situación de la economía mexicana es delicada. El doctor Enrique Cárdenas Sánchez, académico de la IBERO Puebla, ofreció un exhaustivo análisis sobre los diferentes factores que han golpeado el panorama económico y cómo esto tiene consecuencias en otros rubros estructurales.
El estancamiento de la economía mexicana ha encontrado ligeros respiros tras el embate del coronavirus, pues en el tercer trimestre del año se registró un crecimiento del 0.2%. Sin embargo, no es suficiente para despejar las dinámicas de marginación: entre 2018 y 2020, México pasó de tener 51.9 a 55.7 millones de personas en condición de pobreza; la pobreza extrema creció de 8.7 a 10.8 millones.
También existen carencias en cuanto a servicios públicos. Tras la fallida instalación del INSABI en 2020, más de 17 millones de personas perdieron acceso a servicios generales de salud. De igual manera, se incrementaron las carencias en materia educativa y de alimentación nutritiva.
La administración de Andrés Manuel López Obrador ha logrado aumentar el salario mínimo un 68% en los últimos tres años. No obstante, la medida se traduce en pocas utilidades. “Si la productividad estuviera avanzando junto al salario mínimo tendríamos un panorama positivo”, explicó Cárdenas Sánchez.
El economista externó su preocupación por las omisiones a las disposiciones legislativas. Las cancelaciones del nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (NAICM) y la planta de Constellation Brands, así como la selectividad en la impartición de justicia, generan incertidumbre tanto en inversores externos como en la ciudadanía.
A nivel interno, el debilitamiento de los mercados restringe los ingresos de las personas y contrae la disponibilidad de empleo. “El superpeso que tenemos con un tipo de cambio muy fuerte apenas está sobrevaluado en un 6%. Eso lleva a que la gente gaste más afuera que adentro”.
Cárdenas Sánchez sostuvo que existe una política económica que castiga la inversión, lo que se traduce en rendimientos sociales raquíticos que, entre otras cosas, provocan la suspensión del mantenimiento de la infraestructura pública. Por el contrario, la producción de petróleo mantiene proyecciones altas, lo que frena el desarrollo de políticas ambientales comprometidas con la sustentabilidad.
México ha perdido la oportunidad de convertirse en un referente internacional al cancelar la construcción del NAICM. También se dejó pasar el reacomodo geopolítico en materia de exportaciones a Estados Unidos, y se ha optado por una postura opuesta a las tendencias que favorecen las energías limpias.
La debilidad de la economía puede conducir al estancamiento de las finanzas públicas. Mientras que la rentabilidad del petróleo —la “gallina de los huevos de oro”— se ha paralizado, los gastos ineludibles como pensiones y aportaciones a CFE y PEMEX continúan en aumento. “Todos los servicios públicos tienden a contraerse por este problema. Por lo tanto, crece la deuda pública”.
Enrique Cárdenas advirtió que ante el débil crecimiento económico, se agudizarán las brechas laborales y la pobreza, al tiempo que se contraerán las clases medias y los salarios. “Los ciudadanos y los inversionistas preferimos un Estado democrático a uno autoritario porque, con ello, reducimos la incertidumbre jurídica”. Exhortó a resguardar los sistemas de gobernanza plurales y la rendición de cuentas.