Construir una nueva mirada en torno a las relaciones entre mujeres y hombres, es una tarea que compete a todas las universidades e instituciones del país, con el fin de lograr una sociedad con cero tolerancia hacia cualquier tipo de violencia, fue el pronunciamiento de la Rectora María Lilia Cedillo Ramírez, al inaugurar el Encuentro Nacional: Intercambio de experiencias con hombres universitarios. Acciones para prevenir y atender la violencia de género y la discriminación.
Organizado por la Dirección Institucional de Igualdad de Género de la BUAP, la jornada inició con la conferencia magistral, en línea, “Reflexiones sobre el trabajo con hombres para la prevención y atención de la violencia contra las mujeres”, a cargo del doctor Benno de Keijzer, investigador del Instituto de Salud Pública.
En este foro nacional en el cual participan académicos de diversas universidades del país reunidos en mesas de trabajo, el especialista en temas de género, masculinidades, violencia y salud dio a conocer algunas estadísticas que ilustran la violencia de género en México, donde ocurren entre 10 y 11 feminicidios diarios, la versión más abyecta del patriarcado, dijo.
Entre otras cifras, citó que de 2016 a 2020 hay un registro de mil 486 quejas hacia mil 311 presuntos agresores, de los cuales 95 por ciento son hombres. Asimismo, señaló que arriba del 30 por ciento de la población universitaria, y del 50 por ciento en el caso de las mujeres, ha sufrido alguna forma de violencia de género en las instituciones de educación superior, ejercida principalmente por los hombres.
Maestro en Antropología Social y doctor en Salud Mental Comunitaria, Benno de Keijzer destacó que en México y América Latina, la investigación en torno a masculinidades se inició hace 30 años y la creación de metodologías de trabajo con hombres hace más de 20 años, lo cual son avances que abonan para “dejar atrás los nubarrones del patriarcado y entrar a una nueva fase: la de una universidad y sociedad libre de violencia”.
En su análisis, subrayó que la masculinidad es una estructura basada en un pacto, que es violento por definición, pero hoy este pacto patriarcal está amenazado. Entre otros factores, su persistencia se debe a la normalización y minimización de la desigualdad y las violencias, la impunidad y al bajo nivel de denuncia. Sin embargo, hoy existe una tendencia marcada hacia la cero tolerancia. ¿Cómo empezar?, cuestionó.
Tras referir que la iniciativa del trabajo educativo con hombres en las universidades es un trabajo que tiende a crecer, aunque está dispersamente evaluado, afirmó que son tres los ejes de acción: en igualdad de género, prevención e intervención comunitaria contra la violencia de género -la cual es posible gracias a la articulación de tres indicadores: género masculino, generacional y jerarquía.
Para avanzar en el objetivo citado, afirmó que las acciones deben realizarse en cuatro ejes: focalizado con hombres acusados de violencia; comunitario preventivo; promoción de la corresponsabilidad y el cuidado; y promoción de la igualdad de género.
En el caso de las universidades, dijo, esta tarea se lleva a cabo a través de talleres participativos y vivenciales, en la atención de la violencia, prevención y promoción de la igualdad y el trabajo con hombres denunciados de ejercer violencia.
Benno de Keijzer se inclinó además porque en estas instituciones de educación superior se realice una revisión curricular y se incorporen materias orientadas a estos cometidos, en aras de construir universidades que lejos de la violencia, sean un refugio.